Apostar siempre tiene riesgos, pero hay pocas posibilidades de perder si se apuesta a que, en algún momento de estos días de celebración, usted o alguien de su familia ha tomado su móvil o su tableta, ha alargado el brazo, ha puesto su mejor sonrisa y, solo o en compañía de otros, se ha hecho una foto. Es decir, lo que los anglosajones, con esa facilidad y esa rapidez que tienen para bautizarlo casi todo, llaman selfie.
En diciembre del 2014 en la Fundéu BBVA propusimos alternativas a selfie por la vía de buscar palabras ya existentes en el español o crearlas conforme a las reglas con las que nuestro idioma suele generar nuevos términos; de ahí surgieron autorretrato (ya de sobra conocida) y autofoto y finalmente selfi se designó ayer como palabra del año 2014.
En este mundo donde las modas se suceden a tal velocidad no se puede decir que sea un término -ni un fenómeno- estrictamente nuevo; el prestigioso Diccionario Oxford aseguró que está documentado desde el 2002, una eternidad en estos tiempos voraces. Pero su irrupción en el lenguaje general y en el de los medios sí que es cuando menos reciente.
historia Su primer uso fue en noviembre del 2013, precisamente con motivo de la elección de selfie como palabra del año en lengua inglesa por los editores de los diccionarios Oxford después de que detectaran que su uso entre los angloparlantes había crecido de forma exponencial. Visto que se avecinaba un vendaval de selfies, en la Fundación del Español Urgente nos pusimos manos a la obra para buscar alternativas. No como parte de ninguna cruzada contra los extranjerismos (¿qué sería de nuestro idioma sin los muchos que llegaron para quedarse desde almohada a garaje?), sino en un intento de poner sobre el tablero de juego las opciones que ofrece nuestra lengua.
Y eso, en un mundo en el que parece que no haya corredores sino runners, en el que no hay ya famosos sino celebrities (o celebs) y en el que los futbolistas nunca meten tripletes (o tripletas) sino hat-tricks, es una tarea que da mucho de sí.
Antes, los filólogos y periodistas que trabajan en la Fundéu BBVA habían hecho una primera selección de doce términos de acuerdo con esas mismas condiciones en la que, además del elegido, figuraban otros también relacionados con las redes sociales y la extensión del uso de la telefonía móvil, como nomofobia, el neologismo que designa el miedo a no estar conectado, o apli, el acortamiento de aplicación propuesto como alternativa a app.
El mundo del deporte aportó a la lista árbitra, un femenino cada vez más usado, y el de la economía, impago, la palabra que en español sustituye con éxito al anglicismo default. El verbo abdicar estuvo en las primeras páginas de todos los medios y suscitó algunas dudas sobre su uso (¿se abdica el trono o al trono?), igual que sucedió con otras palabras como ucraniano o ébola. La lista la completaban superluna, la novedosa postureo y dos términos que han llegado este año al Diccionario académico por diferentes razones: dron, ese aparato volador que parece abrir nuevas posibilidades en muchos campos, y amigovio, una voz común en varios países de América para referirse a las personas que tienen una relación de menor compromiso formal que un noviazgo.
personalidades La actriz y presentadora de los Oscar, Ellen de Generes, tuvo la ocurrencia de tuitear una de esas selfies en la que aparece acompañada por algunos de los ganadores de los premios al final de la gala y convirtió aquel gesto en el mensaje más retuiteado en la historia de esa red social. A partir de ahí vendrían el selfi de Obama en el funeral de Mandela; los de futbolistas, actores y cantantes inundando las redes sociales; el de la ganadora del gran premio del programa Pasapalabra (convertido en el tuit más popular en España en el 2014)...
Con el vendaval de noticias llegó la evidencia de que selfie no iba a ser un anglicismo fácil de doblegar. Como tantas veces, el inglés nos proponía una palabra corta y sonora que entraba bien por el oído y triunfaba más allá de las fronteras de su propio idioma. Además, su propia sonoridad evocaba un cierto aspecto lúdico del que carecían las alternativas en español.
Y volvimos a pensar en el asunto. Consultamos a nuestro Consejo Asesor, pulsamos la opinión de nuestra activa comunidad en las redes sociales, pensamos sobre ello y entendimos que era el momento de emplear otra de las opciones que nos da el español: la de adaptar a la ortografía de nuestra lengua el término que viene de fuera con toda la intención de quedarse a vivir entre nosotros.
En este caso además era pan comido: selfi, sin la e final, tal y como la pronunciamos hoy los hispanohablantes de todo el mundo que hemos sucumbido a sus encantos. ¿Nos arrepentimos entonces de haber propuesto la alternativa autofoto y por eso apostamos ahora por la adaptación selfi?
En absoluto; las dos opciones se mantienen en nuestra página y forman un tándem de posibilidades que no es infrecuente en el español: fútbol y balompié, mitin y reunión o rol y papel son respectivamente adaptaciones y alternativas de football, meeting y rôle que conviven pacíficamente en nuestro idioma desde hace años.