madrid - La jondura y el flamenquerío de El amor brujo, de Manuel de Falla, ha encontrado en su centenario su perfecta médium en Estrella Morente, que en la versión que ha hecho Víctor Ullate para el Real interpreta el papel de pitonisa, además de cantar una obra que conoce “como la palma de su mano”.

Morente, Ullate; el director de la orquesta, Josep Vicent; el director coreográfico, Eduardo Lao; el director general del teatro, Ignacio García-Belenguer; y su intendente, Joan Matabosch, presentaron ayer una obra que se estrenará el 29 de diciembre y estará en cartel hasta el 3 de enero. “El espectador va a ver la versión de un genio sobre una obra magna”, aseguró Morente, que está familiarizada con este título desde “muy pequeña” y que ha cantado en más de 30 ocasiones.

La cantaora vuelve al Real con una obra dramatizada, tras haber protagonizado allí varios conciertos, después de su debut en 2001 con La vida breve: “A veces la vida da unas vueltas maravillosas. Hay que reconocer que tengo mucha suerte”, añadió. “Me siento una privilegiada por ser recibida en un templo de la música como es el Real, a la vera de un director como Josep y el maestro Ullate, un auténtico genio. Esto es un sueño”, insistió la granadina.

La artista, que recordó cómo su padre les puso en contacto con la música clásica desde muy pequeños y cómo les llevaba “a ver por fuera” el Real, reivindicó también “la suerte” de ser hija de un hombre “que empezó por intuición a leerlo todo” y que, “con su genialidad”, sostenía que, “por fin, la humanidad era patrimonio del flamenco”.

El amor brujo, “una obra para una cantaora flamenca” que cumple cien años en 2015, es, según Morente, “un buen reflejo de España”, desde sus momentos más sutiles a los más dramáticos, y la de Ullate es “una versión especial”, porque permite “profundizar desde la danza y el teatro” en “un asunto universal”.

“Contar con Morente es como un sueño. Me inspiró el hacer con ella El Sur (el homenaje a Enrique Morente). Hicimos un preestreno de El amor brujo en la Ópera de Vichy (2013) y fue un gran éxito. Ahora la he redondeado mucho y es exquisita. Estoy muy orgulloso de lo que hemos logrado”, presumió Ullate.

La producción es una revisión “total” de la que estrenó Ullate en 1994 y en la que el cante lo ponía Carmen Linares. Ahora tiene nueva escenografía, con un suelo que “parece agua”, y vestuario, pero lo “más importante” es que se han incorporado pasos coreográficos inéditos, interpretados por el Víctor Ullate Ballet y el bailaor Rubén Olmo. “El esqueleto es el mismo, pero todo lo demás está muy cambiado. La pelea del principio es lo único que hay de lo antiguo, y la danza del fuego está mejorada. Lo añadido es la parte en la que José se convierte en un espectro oscuro; por eso he querido que se creara una proyección, que es una obra de arte en 3D”, apuntó Ullate. Ahora el espectro se convierte en “un alma oscura” a la que acompañan “ángeles murciélagos” y se profundiza en “la complicidad” entre los personajes de Candela y Lucía.

Musicalmente es una adaptación “íntegra”, según Vicent, del original, de 1915, y de la revisión, de 1925, con las canciones populares de Falla Polo, Nana y Asturiana, además de una variación de Paco de Lucía para el personaje de José y el añadido de una composición “alternativa y rompedora” del grupo In Slaughter Natives, “necesaria” para reflejar “el mundo real”. Vicent destacó el “refinamiento” de la obra de Falla y su uso del color, “que nada tiene que envidiar a Ravel”, creando una partitura que “permite soñar y recrearse”. “El hecho de que El amor brujo sea ballet con una voz lo sitúa en una zona gris que es casi operística, con un elemento teatral muy importante”, agregó.