Talleres, acciones en el exterior y bajo techo, encuentros con artistas, el congreso de creadores... entre los pasados jueves y sábado, la capital alavesa volvió a ser escenario para la séptima edición del proyecto Inmersiones, una puerta abierta al encuentro entre autores, agentes culturales y público en general que ha contado, según el primer balance, con una participación satisfactoria, “más allá de que el espíritu crítico, también para con nosotros, siempre está ahí”, explica Iker Fidalgo, que este año se ha encargado de comisariar la propuesta. “Una vez más el gran problema es que nos encontramos en la cuerda floja económica y cada vez, como hay más recortes en cultura, es más complicado” apunta Cristina Arrázola, componente de la asociación que da sustento a la idea.

Bajo el lema de Reinsistencia, la entrega de este año “ha cumplido con todas las expectativas que teníamos al principio, sabiendo que hay cosas que podemos y debemos mejorar, algo que es bueno porque es lo que nos hace seguir peleando por ir hacia adelante ya que para nosotros Inmersiones también es una aprendizaje y no queremos acomodarnos en un formato estancado y ya está”, describe Fidalgo, que aclara que “resistir no lo entendemos como una forma de aguantar lo que sea cruzados de brazos; resistir, para nosotros, es empujar”.

Para el comisario, asimismo, es de destacar la renovación de nuevas generaciones de artistas emergentes que se está dando en la asistencia al proyecto. “Nos estamos convirtiendo en una referencia en el sentido de posibilitar ese salto al mundo artístico real y hacerlo desde Vitoria”, algo que se ha podido palpar en una edición que ha sido un “éxito” por la respuesta a las convocatorias realizadas a principios de otoño para los talleres, el ciclo Hospitalarios y el congreso, y por el “seguimiento del público, que ha sido más o menos, el mismo de otras ocasiones”, lo que se traduce “en una valoración genérica bastante positiva”.

En lo que se refiere al detalle de la programación diseñada, Inmersiones ha planteado este año dos acciones, una de ellas bajo el título Recogida de firmas a favor de una muerte digna para los excedentes laborales impulsada por Rubén Díaz de Corcuera y llevada a cabo en la plaza de la Virgen Blanca. “Lo interesante fue la interacción con los viandantes y hubo alguno que se mostró indignado, otros que no leían bien de qué iba la cosa y por solidaridad con los que lo están pasando peor firmaban diciendo que por los trabajadores lo que sea...”. La otra correspondió a Nerea Lekuona como broche de esta séptima edición a modo de campeonato para artistas de txingas, una forma de “obligarnos a posicionarnos a los creadores físicamente como metáfora del movimiento que tenemos que impulsar; fue muy ilustrativo”.

En lo que se refiere a los talleres ofrecidos por Enrique Flores (ilustración) y Verónica Eguarás (dosieres artísticos, Fidalgo remarca el éxito de ambas propuestas pedagógicas, que se quedaron sin plazas.

En cuanto a las dos jornadas dedicadas a Hospitalarios (la primera, sobre todo, contó con una amplia participación al ser los protagonistas alaveses) y el congreso llevado a cabo el sábado, el comisario apuesta, en lo que respecta al último formato, por seguir profundizando en la creación de mesas de debate.

Eso sí, Inmersiones todavía no ha terminado. Para febrero estará listo el catálogo en el que, además del diario ilustrado realizado por Flores, se encontrará diferente información, así como tres reflexiones sobre la reinsistencia realizadas por Núria Güell, Ana Longoni y Leyre Goikoetxea.

A la espera de esa publicación, Arrázola tiene claro que para Inmersiones es una gran noticia el mero hecho de poder llevarse a cabo pero que con eso no es suficiente. “Todo el mundo te dice que es muy interesante lo que haces, que está muy bien, que es evidente que tus siete años funcionando son un ejemplo de solvencia, pero eso no se traduce en un apoyo decidido y real. Todos los años hay que pasar por el mismo calvario, muchas palmaditas en la espalda pero...”.

Conscientes de que no siempre es fácil “mover a la gente en esta ciudad, tal vez porque hay mucha oferta o porque los interesados en el arte somos los que somos”, ella se muestra contenta ya que “ha habido bastante gente” que ha tomado parte en la propuesta como los responsables de Artium y Montehermoso, Daniel Castillejo y Araceli de la Horra.