Los aficionados al rock y la música de raíces de Estados Unidos tienen a Wilco como uno de sus máximos placeres de los últimos tiempos. La banda de Jeff Tweedy, que tiene reciente su disco Sukierae (Pias), compartido con su hijo, ha editado una recomendable doble recopilación y nada menos que cuatro discos con inéditos, versiones, colaboraciones y remezclas, para conmemorar sus dos primeras décadas de actividad.

En disco o sobre los escenarios, Wilco nos ha dado múltiples alegrías en estas dos últimas décadas. La banda que Tweedy formó tras la disolución de Uncle Tupelo ha ido creciendo y logrando adhesiones a medida que editaba discos, variaba de miembros, abría a otros estilos su country rock inicial o colaboraba con otros artistas. 3 años después de su último trabajo, Warner mira hacia atrás y nos ofrece una panorámica ajustada de su trabajo, con rescates de sus discos oficiales y piezas inéditas.

What´s Your 20? Essential tracks recoge en un doble CD 38 de sus canciones extraídas de sus 8 CDs oficiales, incluida un par de colaboraciones con Billy Bragg en su rescate de la obra de Woody Guthrie, con la bella California stars al frente. Aunque cada seguidor echará en falta temas, con Spiders o Radio cure a la cabeza, sí ofrece una panorámica ajustada y cronológica de su devenir, desde sus inicios a su último The whole love, un CD que en estos últimos 3 años ha ganado credibilidad y estatus.

El primer CD se abre con temas de su primera época, la más campera, como las rockeras Casino queen, I must be hight y Box full of letters, o la balada Passenger side, de su CD Wilco A.M. También incluye la bellísima melodía, guitarras acústicas y aroma a ozono de Red-eyed and blue, la electricidad pesada y las palmas de I got you (at the end of the century) o el riff r&b de Monday, de su álbum posterior, Being there.

Piezas más heterodoxas, caso del clásico Misunderstood (el del “I still love rock´n´roll” y su mezcla de lirismo y distorsión), también aparecen en un trabajo que alterna gemas escondidas como la estremecedora Sunken treasure (que tituló un DVD de la gira de Tweedy en solitario) y la querencia pop y beatle de A shot in the arm, I´m always in love o Can´t stand it, de su fantástico Summerteeth, que también incluía piezas de belleza melancólica como How to fight loneliness o la mítica Via Chicago, que se deconstruye entre acoples y ese verso “I´m coming home, searching for a home”.

El 2º CD documenta la fase del cambio de Wilco, la de la experimentación de Yankee Hotel foxtrot, con Heavy metal drummer, I am trying to break your heart o I´m the man who loves o la caricia de Jesus, etc, que les conectaba con el pasado. Los indies disfrutarán con los temas extraídos de A ghost is born, como Hummingbird. También queda representada su vuelta a los 70 y al soft rock con Hate it here, Wilco (the song) o Impossible Germany, con esas guitarras irrepetibles, y cortes de su último CD como la esquiva I might o la clásica Born alone.

Paralelamente, se ha editado una caja de 4 discos, Alpha Mike Foxtrot, con 77 temas, rarezas que van de maquetas a tomas alternativas, directos eléctricos y acústicos, caras B, versiones y remezclas. De un James Alley Blues, con Roger McGuinn, a piezas como At my window sad and lonely, de Tweedy en solitario; una versión de I shall be released, de Dylan, con Fleet Foxes, o de Jesus, etc, con Andrew Bird; o Blasting Fonda, de la banda sonora de la película Feeling Minnesota.

Tweedy e hijo Con Wilco en barbecho, su líder, Jeff Tweedy, junto a su hijo Spencer, de 18 años, ha publicado Sukierae, un doble CD de arreglos minimales y colaboraciones escasas (coros y los pianos de Scott McCaughey, de Young Fresh Fellows), donde Jeff compone, canta, produce y toca guitarra, bajo y teclados. Un disco hecho en familia (el fantasma del cáncer que padece la pareja de Jeff planea sobre el álbum) y de tono melancólico que incluye más pasajes calmos que eléctricos (I´ll sing it quizás sea el mejor) y que le sirve a su autor, cada vez más maduro en sus textos, disertar sobre la tristeza, la soledad, la muerte y, sobre todo, el amor (“quiero ver cómo envejeces, ver en qué nos convertimos”). Destacan ejercicios de folk desnudo como Pigeons o Fake fur coat, preciosidades melódicas como Wait for love y Low key, el tono psicodélico de Slow love y el guiño retro a su madre de I´ll never know.