Nunca es fácil poner en marcha un nuevo proyecto. Menos en el sector cultural. Mucho menos, en plena crisis económica. Pero hay quien no sabe rendirse. Por eso, hace un año, llegó el jueves 19 de diciembre y la sala Baratza abrió sus puertas de manera oficial, un espacio para las artes escénicas en particular y la creación cultural en general ubicado en la calle Aldabe. Atrás quedaron meses de ideas, obras, quebraderos de cabeza, gestiones... Delante estaba un futuro por construir, un mañana que a lo largo de estos doce meses ha sido intenso y productivo. El huerto era fértil y así lo está demostrando en un día a día que sigue presentando sus incógnitas, por supuesto, pero que genera en sus impulsores incluso más ilusión que al principio. Esta vez el 19 cae en viernes. Toca soplar la primera vela. No será la última, seguro.

“Más que expectativas, al principio teníamos mucho nerviosismo”, recuerda Unai López de Armentia sobre cómo se sentían él y su hermana Garazi. “Sabíamos que el plan de viabilidad podía funcionar, pero no si Vitoria iba a responder, si el público iba a querer, si nuestra idea de que fuera un centro referente donde nos pudiéramos reunir, donde los artistas pudieran estar acercándose, sembrar ideas... iba a cuajar. La apuesta era muy gorda, realizada con mucha ilusión, pero también había un punto de ignorancia. Pero a ninguno nos asusta trabajar”.

Puede que un año no sea mucho tiempo (“aunque a mí me parece una eternidad”) pero “vemos cómo las cosas que habíamos ideado han ido funcionando”. Un ejemplo, la puesta en marcha del laboratorio de la sala, cuyos frutos cristalizaron frente al público en la trigésimo novena edición del Festival Internacional de Teatro de Gasteiz. Otro, la gente que se acerca a la programación. “El número ha ido creciendo de manera paulatina y todo el rato. Además, cada vez viene gente distinta, dispar y eso es esperanzador para nosotros”. Un conocimiento sobre su labor que llega con fuerza también al sector y no sólo dentro de Álava, puesto que en estos meses se han ido tejiendo relaciones con proyectos en Bilbao, Logroño... Eso sí, el calendario no da para descansar. Los lunes, si el fin de semana ha habido una propuesta escénica, es momento de recoger a la mañana para dar paso a la tarde a los encuentros de swing.

Los martes, miércoles y jueves es el momento del trabajo del laboratorio, cuya actividad se compagina con clases como la de expresión corporal para mayores de 40 años o la apertura de la mediateka, que además una vez al mes cuenta con un invitado. Y de viernes a domingo llega la hora de las representaciones. “Ya hemos aprendido que en Vitoria cuando empieza a hacer bueno es mejor no programar nada”, ríe Unai consciente de que también la sala debe apostar más por la danza. Pero por si el calendario no está lo suficientemente apretado, Baratza quiere impulsar ahora un lugar de encuentro con los colectivos creativos de Gasteiz “para poder tener un sitio donde siempre va a estar alguien para hacer lo que surja”.

Poder contar con un equipo gestor un poco más amplio, afinar mejor en la propuesta de talleres, conseguir la licencia pertinente para convertir la entrada en un bar... la lista de peticiones y auto-exigencias está presente. Aunque el caballo de batalla está en el plano económico, en esa búsqueda del equilibrio entre ser autosuficientes y las aportaciones públicas, ayudas que en la actualidad pasan por las Fábricas de Creación del Gobierno Vasco (“el dinero te llega una vez al año y hasta entonces andamos justos de recursos”) y del Ayuntamiento de Vitoria (“aunque nos gustaría tener con ellos un convenio de verdad, no como el de ahora”). “Los artistas, de todas formas, nos amoldamos rápido”, apunta López de Armentia.

“En este año se ha materializado lo que queríamos”, un “centro de recursos, un sitio que desde el principio hasta el final quiere acompañar a una creación e intentar en todo momento involucrar a más gente. Eso se ha materializado, pero todavía Baratza no está del todo definido”, comenta Unai a la hora de echar la vista atrás sobre un camino compartido con Garazi codo con codo: “la verdad es que nos estamos llevando increíblemente bien para todo lo que nos ha pasado”.