LONDRES. Dos días antes de cumplirse el 34 aniversario de aquel magnicidio, este medio emitirá hoy sábado por la noche una entrevista concedida por McCartney al programa de "The Jonathan Ross Show".

Durante la conversación, el legendario músico de Liverpool cuenta, entre otras cosas, cómo reaccionó al asesinato de Lennon y cómo habían retomado ambos su relación de amistad después de la amarga separación de The Beatles en 1970.

"Estaba en casa cuando recibí una llamada de teléfono. Era de madrugada, yo estaba en el campo y recibí una llamada de teléfono y fue como... (se echa hacia atrás como si hubiese sido golpeado por algo). Creo que fue así para todo el mundo", explica McCartney.

"Fue simplemente horroroso -continúa-. No se podía aceptar y yo no podía aceptarlo y durante días no podía imaginarme que se había ido... Fue un shock enorme".

Sir Paul recuerda que, tras recuperarse de la conmoción, debía comunicarle la triste noticia a su entonces esposa Linda, fallecida en 1998, y sus hijos, lo cual también "fue muy, muy difícil... Fue difícil para todos".

En la entrevista, McCartney, visiblemente emocionado, declara que lo peor respecto a la muerte de su amigo fue saber que el asesino confesó que no tenía motivo alguno para acabar con la vida de Lennon.

"Una frase se repetía en mi cabeza: 'El gilipollas de todos los gilipollas'. Me decía: 'este es solo un gilipollas, este tipo no está siquiera motivado políticamente, es solo cosa del azar", dice el artista, de 72 años.

"Para mí -insiste- lo más triste era saber que no le iba a volver a ver más, que no íbamos a pasar ya ratos juntos".

Respecto a las riñas que mantuvieron ambos, las cuales desembocaron en la disolución de The Beatles, McCartney quitó hierro al asunto y asegura que las discusiones siempre fueron por "cosas del negocio".

"Llegamos a un punto -lamenta- en el que éramos muy malos para este negocio. Durante años, eso me molestó y, durante años, pensaba: 'Oh, yo y John, los rivales acérrimos' y cosas así".

No obstante, se declara "muy afortunado" por haber logrado superar sus diferencias con John antes de que fuera asesinado el 8 de diciembre de 1980.

Todas esas peleas y riñas, dice, acabaron por aburrirles y volvieron a hablarse, coincidiendo con la época en que sus respectivas mujeres dieron a luz, explicó McCartney.

Al convertirse en padres, bromea, comenzaron a contarse "cosas normales", como asuntos relacionados con la paternidad o con "recetas para hacer pan".

"La historia no es la ruptura, que es verdadera, pero no es la parte principal, lo más importante es el afecto que nos teníamos", destaca McCartney.