DONOSTIA. Martínez de Lezea ha presentado hoy su último trabajo en San Sebastián, donde ha mostrado también el vídeo promocional de la obra, realizado por Elfentahl, en el que se muestra un pequeño resumen del argumento con personajes que interpretan habitantes de Larrabetzu, el pueblo donde reside la escritora.

Enda, que en euskera significa linaje, es un relato coral que se desarrolla en una zona indeterminada del País Vasco hacia el año 580, una época en la que "no existe Vasconia, ni Euskal Herria, ni Nafarroa", "no existe una identidad patria" sino tribus que se enfrentan a la invasión de un gran ejército desde el norte.

"Eran tribus que tenían en común el territorio, una lengua y que luchaban contra sus enemigos y entre ellas", ha remarcado.

En este contexto sitúa Martínez de Lezea a la protagonista de su novela, Endara, una niña que nace una noche de luna roja, una circunstancia que es considerada portadora de malos presagios por lo que es apuntada como bruja y decide marcharse de su aldea.

En ese punto comienza su aventura en la que deberá interceder como mediadora entre los dioses y los hombres y en la se encontrará con personajes como Ihabar, un joven ambicioso que "quiere ser el mejor guerrero", ha explicado Lezea.

Estos protagonistas confluyen en las casi 500 paginas de las que consta la novela con seres mitológicos como Amari, la Diosa de Enda, Oze, el último gentil de Jentihar, Tala, la "criatura", Inko, el dragón bermejo, Atx, el guardián del bosque, o las lamias de la Foz de Piedra.

La mitología vasca es "muy rica", "tiene de todo", por lo que "no hace falta recurrir a la anglosajona", ha asegurado la escritora, que accedió a este imaginario autóctono a través de los relatos mitológicos reunidos en la obra de Jose Miguel Barandiaran.

En esta ocasión el trabajo de elaborar la novela ha sido "muy divertido" porque acontece en una "época oscura" de la que existen pocas referencias históricas, algo que da libertad "para imaginarse lo que quiera".

La prolífica autora de novela histórica ha destacado que en "Enda" ha prescindido de la figura de un rey o una reina, uno de los ingredientes clásicos de las narraciones históricas, porque en la época que describe "solo había jefes de tribu y no hereditarios".

La autora ha asegurado que las localizaciones del libro son reales, pero el lector no será capaz de identificar en qué punto de la geografía vasca actual se encuentra "La montaña de la luna", "La garganta del tártaro" o "La quebrada oscura".

En este escenario Martínez de Lezea ha construido un relato épico que sirve también para contar la luchas por las creencias o las formas de vida de la época que sirve de escenario a unos personajes que tienen inquietudes y características similares a la época actual.