hay que recocerle a Risto Mejide la capacidad camaleónica para interpretar distintos personajes que lleva dentro, desde periodista agazapado hasta histriónico personaje de jurado maloliente pasando por profesor de marketing y especialista en branding, que es nueva modalidad de técnicas de ventas en la contemporaneidad. El pasado domingo en su peculiar programa a bordo de su habitual y subastado sofá chester nos ofreció un testimonio escalofriante de un ser humano desnudándose ante las cámaras en la azotea de un edificio con el recuerdo lejano-cercano de una tragedia que pudo ser mayor en las carnes de esta mujer valiente ante un entrevistador encogido por la emoción y tensión narrativa. La cadena Cuatro programó con acierto esta entrevista como pórtico a la emisión de la película de Bayona, la premiada Lo imposible que reconstruye vivencias de una pareja con dos hijos de vacaciones en paradisiacas playas donde se produjo un tsunami que causó casi trescientas mil víctimas y que fue recordada con las intervenciones entrecortadas de esta mujer sometida al difícil trance de rememorar lo que ocurrió en clave de tragedia. La película Lo imposible se emitió ayer como cierre a lo que comenzó Mejide en la dominical noche. Impresionantes silencios, desgarradores y entrecortados sollozos, sonrisas liberadoras de una pasión vivida y recordada, palabras trufadas de humanismo y sentido común ante una naturaleza desatada, cruel y golpeadora de la nimiedad del humano ser en circunstancias tales. Es el poder de la imagen, de la voz, del testimonio humano que nos hace más solidarios, de la mano de un profesional que ya tiene un hueco periodístico en la parrilla de programación, construyendo con sus entrevistas retratos poliédricos de los personajes que toman asiento en su Chester.
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