Vitoria - No necesita presentaciones. Evaristo Páramos lleva décadas sobre los escenarios diciendo y cantando lo que la gran mayoría no quiere ver ni escuchar. Personal, único, inclasificable, vuelve al papel tras Por los hijos lo que sea y lo hace mientras Gatillazo no para aquí y allá, y da forma a su próximo disco.
Empecemos por lo importante, ¿qué tal va el negocio de Las Extraordinarias Camisetas del Evas?
-(Risas) Va muy bien, el Angelillo se lo curra mucho. Ahí estamos, poniendo la jeta. Él sabe de qué va Internet, porque yo soy un analfabeto para esas cosas, y lo está moviendo mucho y bien.
Mañana se publica ‘Cuatro estaciones hacia la locura’, una aventura que seguro que a mucha gente le va a chocar. ¿De dónde nace el impulso de volver a publicar un libro?
-Empecé a escribir a lo tonto, más que nada para practicar. Y me gustó lo que estaba haciendo porque estoy como un puto silbo. Los de mi pueblo ya decían que venía jodido tres veces. Al principio me lo planteé como un ejercicio de disciplina. Primero quise hacer un diario, pero escribir todos los días era mucho rollo. Pero bueno, al final ya conseguí reunir unas cuantas tontadas. El anterior libro, la verdad, no era bueno, por ser suave. Éste, sin embargo, creo que, por lo menos, está intentado.
Un libro con cuatro ejes.
-Así es, con el tema de las runas en una estación, el del tarot en otra, el de los animales indios en otra y, por último, el I Ching en la cuarta. Eso es lo que intenté respetar. A partir de ahí, no hay ni cronología ni nada más. No me interesaba. Es un paseo mágico, algo mío, para fliparlo sin tripis ni nada.
Hay poesía, hay partes que parecen construidas a modos de haikus, hay...
-Es que uno ha leído, qué te crees (risas).
... hay un viaje con el lector que es exigente.
-Sí, como no tengas ganas, vas a decir: menudo puto rollo. Sí, estoy loco, pero de eso ya aviso desde la portada del libro.
Escribe al principio que está en un precipicio y que, aunque tiene vértigo, se encuentra a gusto. ¿Se siente así de verdad?
-Fue una imagen que tuve y que no se corresponde al día que está escrita. Pero me gustaba para empezar. De hecho, creo que es lo único literario que hay en el libro.
¿Diferente el Evaristo compositor al escritor?
-Es que en las canciones ya llevo diciendo lo mismo muchos años. Intento decirlo de manera distinta para no rallarme yo solo, pero no hay ninguna novedad desde 1983 hasta hoy. Lo de escribir tiene que ser y es otra cosa. Empecé con lo de las runas, que es algo que me interesa mucho tal vez por mis orígenes gallegos, con la tontería de los árboles, pero sin abrazarlos...
Cada lector pensará lo que quiera, pero a Evaristo, ¿qué le gustaría que sucediera?
-Que cada uno se pille su propio flipe o que le de ganas de aprender cosas sobre las runas, por ejemplo. Es con lo que más he jugado, por así decirlo, desde los año 90 y algo. Te hablan hasta cuando vas borracho. No fallan. Si vas haciendo el tonto, te lo dicen.
En un momento dado, al referirse a su familia, se pregunta ¿quién se acordará de mí cuando sea antepasado? Hay bastante presencia del concepto de la muerte en determinados momentos.
-Sí. Supongo que es porque cuando se murió mi viejo me vino una hostia muy grande. Me dio por pensar en la muerte y me di cuenta de que le tenía mucho miedo. Parece que este mundo está orientado sólo hacia la gente que va a seguir viviendo, pero te tienes que morir. Tampoco es que me quiera poner una capucha e ir por ahí con una campana, pero es un tema que me llama. Claro, el problema es que no tengo conocimiento de la muerte. Tú tampoco. Estoy de acuerdo con eso de vive tu vida sin pensar en eso, pero sí es cierto que me interesa el momento exacto de morirte.
Sin embargo, en estas páginas, también dice: ábrete y brilla.
-Sí. Pero no se me ocurrió a mí, lo leí en algún sitio. Yo, la verdad, es que soy bastante torpe para hacer eso. Me atasco solo, le doy muchas vueltas a la cabeza para no dar un paso.
¿Ha llegado algún momento en que se ha dicho que tenía que cerrar este libro y olvidarse de él?
-No, de hecho, estoy pensando en escribir mogollón más de tonterías. Al principio, no te creas, no lo tenía claro. Kutxi, el de Marea, me dijo que los de Desacorde no me iban a vacilar, que si lo que había escrito era una mierda me lo iban a decir a la cara. Les mandé unos extractos de lo que había hecho por WhatsApp y me dijeron que hacia adelante. De todas formas, también te digo que tenía pensado publicarlo aunque tuviese que hacer yo las fotocopias y ponerlo en el tenderete de las camisetas. Total es el mismo muñeco, es el Evas también.
Hombre, un muñeco al que sigue mucha gente, tanto aquí con en Latinoamérica, que seguro que está a la expectativa de este libro.
-No quiero pensar en eso. Ahora me planteo seguir adelante, hacer entrevistas, las presentaciones y comerme todo el pack. Si de esto aprendo a escribir un poco mejor, pues genial.
Escribe que hay que limpiar la mente. ¿Le ha servido para eso esta aventura?
-Sí. Esto también es un poco quitarme la mierda de encima para echarla sobre el distinguido público y que se apañe. La verdad es que la mayoría me va a pillar un paquete de la leche. ¿Qué dice este gallego? Y habrá otros que dirán: mira, no entiendo nada pero qué chulo queda un libro del Evaristo en la estantería (risas).
Ha sido compaginar escribir con la marcha de Gatillazo.
-Sobre todo, lo he hecho entre semana. Y cuando hemos ido a América. Allí no sé qué coño me pasó pero escribí casi cada día. Me venía cada vez. Yo me iba a la habitación mientras los niñatos se quedaban por ahí con sus cosas de grupo de rock. Allí, no sé, tienen una idea de mí... pero no me conocen. Se confunden. Hay hasta quien le pone al hijo el nombre de Evaristo. Pero eso ya lo hizo mi padre y es un error (risas). Me tienen mucho cariño, pero eso está mal, no puede ser así.
¿Por qué dice eso?
-Porque no es para tanto, porque soy el Evas que nació en Tui, en Pontevedra, y he vivido en Salvatierra toda mi vida aunque ahora estoy empadronado en Oñati. Cuando vuelvo a Agurain y me ven haciendo el tonto, me dicen: eh tú, tontolaba ¿dónde vas? Eso es lo que vale. Lo demás, son cosas muy bonitas para el que se las trague. También he tenido mis momentos de venirme arriba, no creas. Pero sé que soy un tonto del culo para siempre.
Ahora toca presentaciones, promoción, toda la historia... ¿Me sorprende que le hayan entrado ganas de todo esto?
-Tenía claro que quería pelear por esto. Me da igual lo que digan. He estado muchos años intentando ser el tío guay que todo el mundo se espera, no haciendo esto o lo otro. Pero tengo muy claro lo que es venderse y lo que no. Eso lo aprendí con el otro libro, tienes que estar ahí, ya sea firmando en Durango o haciendo presentaciones. Por lo menos, algo claro saqué de aquello.
Lo que pasa es que no sé qué está peor si la música o la literatura.
-La literatura, sin duda. La música, en un momento dado, te la meten en la cabeza. El libro tienes que ir a buscarlo. Además, ahora te metes en un móvil y la gente se lee lo que le de la gana. Ya se os acabará el gasóleo, hijos de puta. Cuando no anden los satélites, ya veremos qué mierda vais a hacer.
Lo que sí une al libro con los discos de Gatillazo, La Polla, The Kagas y The Meas es que es una llamada de atención.
-Sí, pero hacia mí mismo. De todas formas, no sé qué es el libro, sólo que me he quedado a gusto.
La publicación sale cuando se acaba de lanzar una revisión del último directo que dio La Polla.
-Eso me da igual. La Polla es una historia que se acabó hace once años. Yo estuve allí, muy bien, pero ¿ahora qué? ¿De qué me sirve a mí ahora La Polla? No puedes estar todo el rato con La Polla a rastras.
Pero hoy sigue habiendo mucho enemigo enfrente.
-Cada vez más. Sobre todo porque han corrompido a la parte baja de la sociedad para que se crea que es partícipe del rollo. Es increíble. Para ellos es fácil porque tienen todas las cartas en la mano. ¿Quién va a ganar la partida? Tú tienes esto (coge la grabadora) y el otro tiene todo el resto de la baraja. No tienes ni pares, ¿qué vas a hacer? No puedes hacer nada, esa es la verdad.
Ahora que dice esto...
-Ya te he llevado a hablar de política y tú que también tenías ganas, ¿eh? (risas).
El otro día el ‘popular’ Iñaki Oyarzábal decía que, en realidad, los asesinatos del 3 de Marzo fueron consecuencia de verse la policía rodeada por los manifestantes.
-¿Cómo pueden estar acorralados los de fuera? Ese tío es una mala persona. Como diciendo eso no me pueden meter a la cárcel ni mandarme querellas, le llamo mala persona, que es algo que todo el mundo entiende. ¿Cómo se puede ser tan malo? Y el otro, el alcalde de Vitoria, pero cómo se puede ser tan malo y tener tan mala intención.
¿Y qué se puede hacer ante ellos?
-No se puede decir en un periódico. Tampoco sé si hay una solución. Hay dos reacciones posibles: o te lo comes o respondes.
¿Tal vez sería bueno que se leyesen ‘Cuatro estaciones de la locura’?
-Sí, por si acaso se vuelven locos y perdemos dos enemigos. Vivimos en la misma granja y somos enemigos. Lo triste es que no haya un frente delimitado con trincheras. Pero no, está todo revuelto. Ellos pueden ir tranquilos, tienen todos los medios. De todas formas, lo que digan o no, me da igual. ¿Qué me van a hacer a esta edad? Como no me dejen preñado. Ya no me joden la vida. Entonces, ¿qué te queda? Pues un poco de dignidad y seguir diciéndoles las cosas claras. Y si sale un líder bueno entre nosotros, le sigo.
¿Pero eso ya existe?
-Sí, lo que pasa es que no se da la confluencia de factores. Pero ya llegará. Los momentos de justicia social son mínimos y cortos, pero cíclicos. Hay una explosión de violencia, un rato de justicia y luego volvemos de nuevo al amor. Y así una vez y otra. No sé, tal vez la humanidad nos damos demasiada importancia. Calcula que todo el planeta vuela a tomar por saco. Y luego, ¿qué? ¿Le importaría a alguien en otra galaxia que 7.000 millones de personas se fuesen a la mierda? Nada. Como tirar un piojo al fuego. Pero nos creemos que somos tan importantes que eso sería una hecatombe.
¿No echa en falta que aquellos que son un poco más jóvenes que usted tengan esa misma actitud inconformista con lo que sucede?
-Lo que salga, tiene que salir de ellos. Yo ya estuve en una generación bastante movida. No hicimos ninguna guerra ni ninguna revolución terrible pero ya hubo ratos buenos y cosas bien hechas que todavía se mantienen. En aquellos años, los que éramos del frente drogado parecía que estábamos en contra del frente pensador. Nosotros éramos los cansos para ellos, pero éramos los que estábamos en primera línea cuando había que visitar a los rangers, llevándonos unas hostias de aquí a Tudela.
En esta crisis, sin embargo, la cultura parece que no está ahí.
-Está en el pesebre, en el refugio. Dicen y hacen lo que hay que decir y hacer. Ya sabes, en contra de la violencia. De todo. El cambio ha sido progresivo. Mira a Savater y toda esa gente. O Boadella, que es un espectáculo de luz y de color. Un superdemócrata de la hostia y ahora... Cataluña es España. ¿Cuánto te han pagado o dónde te has dado ese golpe tan grande en la cabeza? ¡¡¡Albert!!!
Hay un perfil en Facebook con muchos seguidores que pide que Evaristo Páramos sea ministro de Educación.
-Yo les puedo enseñar los dientes, que son nuevos (risas). Hombre, conozco alguna gente que sería buena educando o hablarles de libros que me parecen buenos. Pero hasta ahí. Como chiste es muy bueno, pero es un error poner a alguien en un puesto para el que no está preparado. Además, me aburriría rápido. Estaría mirando para ver dónde puedo poner el cazo para recoger buenos frutos, como cualquier ministro de Educación. ¿Dónde está Wert? A que hace tiempo que no sale. ¿Por qué? Ha aprendido, ya ha hecho lo que tenía que hacer. A los políticos habría que seguirles, ponerles, como a los perros, un microchip en el cuello para hacerles un seguimiento en todo momento, hasta cuando vayan a cagar. Ellos dicen que cuando la policía le da una paliza a alguien, será porque algo habrá hecho. Vale, pero contigo también. Si no tienes nada que esconder no te va a molestar el chip. Bueno, los primeros días igual cuando te duches. Si además ellos no son más que una pantalla para los que de verdad mandan.