MADRID. El magistrado no ha dado crédito a la versión ofrecida por el fuera responsable de Relaciones Corporativas de la sociedad que aseguró, en el juicio celebrado en su contra, que "jamás" utilizó la visa para su "propio beneficio" y sólo la usó "para atender entornos estratégicos" entre otros actos de representación.

Farré señaló en la vista oral que su trabajo consistía en "acercar puentes" entre el organismo y los "entornos" que la entidad consideraba "estratégicos", en decir, socios vip o los "grandes clientes" que más recaudaban para la empresa. "Una de las labores es desayunar, comer y cenar con personas con las que (SGAE) tiene que acercar posturas o negociar", indicó, e insistió en que usó esa tarjeta corporativa para "el agasajo corporativo de terceros" y de aquellas personas con las que la organización tenía que relacionarse.

El juez, que ha condenado al exdirectivo por la comisión de delitos de apropiación indebida y falsedad documental, ha impuesto, además, un año de prisión a otro alto cargo de la SGAE, el exdirector financiero Ricardo Azcoaga, que incumplió su deber de denunciar las prácticas de su compañero.

En la sentencia, hecha pública este miércoles, el magistrado refleja las declaraciones efectuadas en la vista oral por los propietarios de los prostíbulos que frecuentaba el condenado. Estos indicaron que Farré solía acudir solo a sus locales o, en "alguna ocasión", acompañado de otras personas.

INVITABA A "TODAS LAS CHICAS"

El juez reproduce íntegramente el testimonio de uno de los dueños de los establecimientos, en este caso, el local 'Private'. "Pedro Farré frecuentaba su local, tomaba e invitaba a copas a todas las chicas.

Siempre que acudía cogía un camerino (reservado habilitado y utilizado para realizar prácticas sexuales), entraba a las cinco de la tarde con chicas y salía a las seis de la mañana del día siguiente, consumiento copas, champán y cambiando de chicas con frecuencia", refleja la resolución.

Honrubia destaca que el condenado "conocía sobrada y perfectamente la ilicitud en el uso de la tarjeta corporativa" por lo que presentó a la SGAE "justificantes falsos" en los que hacía pasar los gastos en los prostibulos como facturas de catering.

El juez no da credibilidad alguna a sus argumentos de defensa y llega a indicar que "bordea el puro esperpento" que Farré asegure que organizaba seminarios, foros y presentaciones universitarias en locales de este tipo. "Pedro acudía a los locales por la tarde, quedándose en los mismos hasta altas horas de la madrugada, siendo puramente disparatado que se llegue a argumentar que como en estos locales se reproducía música podría realizar labores profesionales tendentes a preservar los derechos de autor", dice.

USO DE LAS TARJETAS CORPORATIVAS

La resolución se refiere también al uso que debe darse a las tarjetas corporativas e indica que si éstas se entregan a los directivos es "para que no soporten de su propio bolsillo los gastos de una actividad ligada, de manera precisa y directa, con su empresa, y que redunda en beneficio de ella".

"Tienen un límite derivado de la propia deontología profesional y de la integridad de cada uno", dice el juez que agrega que por su condición de directivo debía suponerse que Farré utilizaría este medio de pago "como mínimo con la diligencia de un hombre medio" o "un honrado comerciante".

En cuanto al antiguo director financiero, el magistrado indica que "no desplegó una actividad mínimamente relevante tendente a evitar el uso ilícito de la tarjeta" a pesar de que manifestó en el juicio que se sintió "preocupado" por los gastos.