Más de 900 personas cruzan cada semana su puerta para educarse en cultura. Justo ahora, se encuentra celebrando su 240 aniversario. Pero la Escuela de Artes y Oficios está en un momento en el que su futuro genera cada vez más incertidumbre. En las manos del Ayuntamiento de Gasteiz y de la Diputación alavesa está tanto la dirección de su patronato como su presupuesto anual. Sin embargo, ambas instituciones dieron ayer un claro ejemplo de lo que el espacio les importa.
El escenario, la comisión de Cultura de las Juntas Generales de Álava. A instancias del PSE, estaba prevista la comparecencia de “los representantes de la Escuela de Artes y Oficios para que expliquen su situación económica, su relación con las instituciones y las acciones relacionadas con motivo de su 240 aniversario”. Pero no acudió nadie, como así ya había sido comunicado a la presidenta de la comisión. “Tenemos constancia de que el patronato ha impedido al director y a los trabajadores venir”, denunció el juntero socialista David Romero, un extremo que DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA pudo certificar a través de distintas fuentes.
Al que sí se esperaba, porque de hecho él mismo había comunicado su presencia a diversas personas, era al concejal Alfredo Iturricha, presidente del patronato del centro o, en su defecto, a la diputada de Cultura, Iciar Lamarain, vicepresidenta del mismo organismo, ambos del Partido Popular. Pero tampoco fue el caso sin que, a la comisión, se le diese ninguna explicación de esa ausencia (la representante foral no tenía ninguna cita pública en su agenda de ayer y el edil una rueda de prensa para presentar una campaña de promoción del uso del euskera en la hostelería que se hace todos los años). “Esto es una vergüenza, una falta de respeto hacia las Juntas Generales de Álava”, manifestó Romero, el único que pudo tomar la palabra en la comisión de Cultura al ser su grupo el que había solicitado la comparecencia.
Así, en sólo dos minutos se solucionó un capítulo más, que no el último, de una serie de acontecimientos que cada vez tiene peor pinta. Con una sede que se cae a pedazos por la inacción institucional y la falta de financiación, con un plan de viabilidad en ciernes realizado por técnicos en cuestiones económicas en el que la propia escuela no está teniendo que ver salvo una reunión mantenida la semana pasada en la que tampoco se pudo aportar gran cosa, y con un Ayuntamiento y una Diputación que se niegan a hablar sobre Artes y Oficios incluso en los ámbitos pertinentes para ello, el centenario centro parece estar solo ante el peligro.
Ya hace dos veranos, la posibilidad del cierre, aunque fuera de manera superficial, se puso sobre la mesa por parte de la Diputación, como en su día relató este periódico. Desde entonces, y con la crisis económica como excusa, los envites han sido varios, como la reunión mantenida el pasado julio con los trabajadores en la que, como denunciaron ellos mismos hace unas semanas, los representantes políticos les comunicaron que se podían “ir tranquilos de vacaciones” porque Artes y Oficios iba a funcionar un curso más. Lo vivido ayer en las Juntas Generales de Álava no ayuda, sino todo lo contrario, a despejar dudas.
Por el momento, la escuela mantiene su labor formativa y su programa expositivo, así como la agenda de actividades que ha planteado por la celebración de su 240 aniversario. Un trabajo que, eso sí, se lleva a cabo no ya bajo la presión de la situación actual, también desde el conocimiento cercano de lo que está sucediendo en otros espacios de educación cultural dependientes de las instituciones como el Conservatorio de Danza José Uruñuela o la Escuela de Música Luis Aramburu.