Vitoria - No queda ni una sola entrada. Ni para la sesión de ayer ni para las cuatro que se sucederán desde hoy hasta el próximo domingo. No es la primera vez que el Festival Internacional de Teatro de Gasteiz sale de sus escenarios habituales a lo largo de sus 39 ediciones, que no años. Polideportivos, palacios de congresos, antiguos mataderos, casas particulares... han cruzado su camino con un certamen que, eso sí, esta vez estrena nueva compañera de viaje, la sala Baratza, que justo dentro de unas semanas cumplirá su primer año de funcionamiento.

Parasite Kolektiboa, compañía residente en el espacio de la calle Aldabe, se encuentra detrás Bizi, un cuento sobre la muerte, un proyecto en el que el teatro, la danza y el audiovisual se dan la mano con el espacio, que es un personaje más, y el público, que no es sólo espectador. “No tenemos la suficiente relación con la muerte”, describe el director del montaje Unai López de Armentia, una idea que se convierte en el punto de partida para construir una propuesta que cuenta con la co-producción del festival gasteiztarra.

Siete intérpretes de danza y teatro “porque para nosotros no existe separación”, dos músicos y “una estrella invitada” dan vida a esta “instalación itinerante e inmersiva”. En el primer caso, porque el espacio juega un papel determinante y para el espectáculo se utilizan todos los lugares que componen Baratza, un recorrido por ambientes y contextos que marcan la pieza. En el segundo, porque lo que se busca es sacar al espectador de su realidad, para “hacer una inmersión como cuando estamos bajo el agua”.

Cuentos y narraciones populares que están relacionados con la muerte, con la manera de relacionarse con ella por parte del ser humano, con la consideración hacia esa seguridad inevitable son la base del montaje que a lo largo de hora y media podrá encontrarse el público, aforos limitados por el espacio y la propia esencia de la pieza, espectadores que tienen también un papel activo, aunque “no queremos forzar a nadie a que haga nada; la acción ocurre alrededor de los presentes, pero nosotros tenemos claro que todo el mundo se tiene que sentir cómodo y eso se consigue a través del respeto y del cuidado”, describe López de Armentia, quien comparte labor y experiencias en Parasite Kolektiboa con David Alcorta, Garazi López de Armentia y Hannah Whelan.

No en vano, la temática explicitada en la palabra muerte supone, tampoco hay que ocultarlo, un problema para muchos, un rechazo casi instintivo. “No hablamos mucho de ella a pesar de que es lo más seguro que tenemos en nuestra vida, y eso, por lo menos en mi opinión, es algo que deberíamos cambiar”, apunta el director y actor gasteiztarra. De ahí que sea la experiencia popular construida en cuentos y relatos la que sirva como cimiento para levantar este Bizi, que se estrena dentro de la sección OFF Local del Festival Internacional de Teatro, que tendrá su continuación a finales de noviembre con Historias por defecto y Doméstica.

Quienes se hayan quedado sin entradas para las cinco sesiones previstas, de momento se tendrán que quedar con las ganas. La intervención en Baratza ha obligado a cerrar la sala durante varios días, algo que no se puede prolongar puesto que el espacio tiene que seguir con su trabajo formativo y de programación. “Lo ideal sería poder acceder a un edificio sin uso y acondicionarlo para estar allí el tiempo que fuese”, apunta López de Armentia, una oportunidad que en estos momentos no es posible, aunque la experiencia vivida en esta ocasión con la taquilla (los pases están agotados desde hace tiempo) seguro que sirve para futuras citas. “Nuestra intención pasa por encontrarnos con público diferente pero también arrastrar a muchos de los que de manera habitual vienen al Principal”, un camino de ida y vuelta en el que Parasite Kolektiboa espera poder volver a encontrar el apoyo del Consistorio.