Vitoria - No es la primera vez que Traspasos se convierte en punto de unión de diferentes nombres propios de la escena alavesa para armar una producción que, en este caso, servirá para poner el broche a la trigésimo novena edición del Festival Internacional de Teatro de Gasteiz. Y tal vez porque a las apuestas anteriores les han acompañado los buenos resultados o porque a veces los profetas también son queridos en su tierra, el certamen se ha visto obligado a programar una segunda fecha del estreno absoluto de Los huerfanitos. Para la cita del 28 de noviembre en el Principal, la prevista desde un inicio, quedan menos de 50 entradas a la venta a un mes vista, así que el 27 se ha organizado otra sesión, cuyos pases están ya disponibles para los espectadores (los precios oscilan entre 14, 10 y 5 euros).

Tras conseguir con Avanti, en cuyo reparto se encontraban algunos intérpretes que ahora repite, una nominación para los Max y estrenar junto al Centro Dramático Nacional el montaje Nada tras la puerta, la compañía alavesa, en co-producción con el festival, vuelve a poner su mirada en la comedia para adaptar, a través de José A. Pérez, la novela del cineasta vizcaíno Santiago Lorenzo, una historia con el mismo título en la que el teatro cobra una especial importancia a la hora de describir varios de los males que sufre la sociedad actual, sobre todo la crisis.

Del argumento, poco se puede contar para no desvelar sorpresas y giros. La muerte de un empresario teatral que trató a su familia de tal forma que ésta le abandonó supone que sus tres hijos vuelvan a encontrarse con él. Y aunque está cadáver y la progenie cree que se va a repartir una jugosa herencia al tiempo que entierra una infancia marcada por terribles recuerdos, el padre ha dejado otros planes: si quieren cobrar, ellos, que tanto odian el teatro, van a tener que montar una espectáculo.

“Es una comedia sin chistes donde el trabajo de los actores va a ser esencial”, explica Mikel Gómez de Segura, bajo cuya dirección se construye “una locura que había que hacer” y en la que al final no estarán ni Txema Blasco ni Miguel Olmeda porque la agenda profesional y familiar a veces cambia los planes. Sí compartirán camino sobre las tablas Rafa Martín Morante, Javier Alkorta, Carmen San Esteban, Charo Martínez, José Ruiz de Azúa, Josean de Miguel y Gaizka Ugarte, sin olvidar el trabajo que detrás de las bambalinas.

De hecho, todos ellos se encuentran ya realizando “un trabajo muy dulce” en palabras de San Esteban, que subraya el hecho de estar “generando un discurso común desde puntos de partida personales y profesionales diferentes”, una suma en la que ella tiene claro que “para mí es muy complejo enfrentarme a una comedia, siempre he pensado que es más sencillo hacer llorar”.

Sumar para multiplicar. Es la fórmula. Nunca es sencillo, aunque contar con el respaldo del respetable desde el segundo uno es un dato importante. “Es de agradecer que ya haya unos 1.200 espectadores que se hayan decidido venir y más en los tiempos en los que estamos; todavía hay público a pesar de que hay instituciones que están haciendo todo lo que pueden por cargarse la cultura de esta país”, apunta Martín Morante, quien apunta que esta quinta colaboración, a lo largo de su ya dilatada carrera, con Traspasos es “un desafío y eso es importante en el mundo del teatro”.

Él reconoce que siempre es especial actuar en la capital alavesa, máxime cerrando un festival con el que el actor ha estado muy relacionado a lo largo de los años y no sólo sobre el escenario. A ese plus se une el hecho de compartir proyecto con otros protagonistas de la escena alavesa, un empeño de Traspasos que todos los implicados resaltan, así como el hecho de que el certamen se haya implicado en la co-producción de la propuesta.