No cree que exista una marca Simónides. O sí, pero se traduce en que, sin más, hace lo que le apetece. Hace mucho tiempo que se ganó ese derecho tanto en el cómic como en la ilustración y la pintura, aunque Ernesto Murillo asegura que no tiene claro ya si existe diferencia dentro de su trabajo entre unas facetas y otras.
Ahora regresa a Zuloa, unas paredes que ya tomó hace más de una década en solitario y en 2006 dentro de una muestra colectiva. Sus más recientes presencias en la capital alavesa han pasado también por la Galería Itinerante, la sociedad Kikilisalda o, en último lugar, la sala Amárica en 2011, también junto a otros autores. Esta vez, su impronta se deja notar desde hoy y hasta el próximo 5 de diciembre, un reencuentro posible gracias a la colaboración iniciada por la librería de la calle Correría y el colectivo de artistas locales Art eh!.
Mundos en teoría imposibles pero reales en muchos sentidos se encuentran con el espectador a lo largo de la veintena de pinturas que conforman la muestra, una exposición sin título porque a Simónides no le apetece, aunque “si ustedes quieren puede llamarse Óleos”. El subtítulo ya lo apunta Art eh!: El surrealismo razonado o las verdades con descojono, como indica Carlos Lalastra, coordinador de colectivo.
Pero más allá de estos detalles, el autor navarro reúne aquí aquello que a lo largo de los dos últimos años ha ido tomando cuerpo a partir de sus manos, escenas del absurdo que nacen de la observación de una realidad tantas veces descabellada, disparatada e ilógica por sí misma. Momentos de forma y fondo, porque si en el primer caso Murillo reconoce que “tengo la esperanza de que la técnica guste”, en el segundo, su hacer artístico tiene también un relato social y político, siempre ácido, evidente.
Claro que son las reglas no escritas de su trayectoria, más allá de que él afirme que “soy un disperso” y eso le lleva a “no tener una línea definida; hago lo que me da la gana y ya está”, según comenta. En el principio siempre está, eso sí, un boceto, una idea original “que depende mucho de cómo tenga el día, si estoy triste, alegre, filosófico, social, familiar...”, sensaciones que luego es fácil leer en el resultado.
Como en las ocasiones anteriores, Art eh! aprovecha la apertura de la muestra para ofrecer al público una serie limitada de una de las creaciones de Murillo, una decena de reproducciones numerada y autentificada que se puede conseguir por 40 euros cada ejemplar. “No nos vamos a hacer ricos, pero nuestra intención es doble. Por un lado, animar a la gente a que inicie su propia colección artística desde un presupuesto muy asequible. Por otro, sumar algo, lo que sea, a las cuentas del colectivo”. Dos por uno, vamos. Y esta vez, con la firma de Simónides.