OVIEDO. Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2014, Quino se encuentra desde ayer en Oviedo, donde el próximo viernes recibirá este galardón de manos del Rey Felipe VI.

La condición universal de Mafalda, esa niña inteligente, irónica, inconformista, contestataria y sensible que acaba de cumplir 50 años y que aún sueña con cambiar el mundo, pesó de forma decisiva para que el dibujante hispano-argentino se hiciese con este galardón.

Con problemas de movilidad que le hacen manejarse en una silla de ruedas, y de visión, que le dificultan dibujar, Quino ha tenido hoy una apretada agenda en Oviedo, donde se ha reunido con escolares, que le han hecho entrega de una Mafalda asturiana, ha dado una rueda de prensa y tiene programado un encuentro con "mafaldólogos".

Quino se ha mostrado encantado de la vitalidad y entusiasmo que ha visto hoy en los niños, de una juventud dispuesta a todo, aunque entre ellos, ha alertado, también puedan esconderse los corruptos de mañana.

A sus 82 años, considera que la vejez no deja de ser "un coñazo" y "un golpe de estado fachista" que te priva de los placeres y de necesidades vitales como moverse, muy lejos de la vitalidad que hoy vio reflejada en esos jóvenes.

Quino ha asegurado estar "sorprendido" de la gran cantidad de gente joven que sigue a Mafalda y que se siente atraída por un personaje que dejó de dibujar en 1973 y que probablemente "hoy en día diría lo mismo que entonces, porque las cosas están tan mal o peor".

No obstante, ha señalado que se siente raro porque, a pesar de que han pasado más de 40 años desde que dibujó la última viñeta de Mafalda, parece que la gente "ha tomado una medida propia del personaje" que él ya no maneja.

De hecho, ha afirmado que en los setenta la gente no veía tanto a Mafalda "como un personaje que nos abre la cabeza y da las claves de cómo está hoy el mundo". "Me gustaría saber por qué se acercan tanto ahora a una historieta que habla de la familia, de sus problemas, de la relación escolar con los maestros, pero no acabo de enterarme qué sienten hoy los chicos y cómo les cae este mundo que cambia tan rápido", ha afirmado Quino.

Del humor gráfico actual, ha señalado que, al menos los jóvenes creadores argentinos, apuestan por temáticas que tienen poco que ver con la realidad y se inventan temas demasiado fantasiosos, en contraposición a su generación, que estaba más apegada a la realidad.

"No acabo de enterarme a dónde vamos a parar con este tipo de humor", ha afirmado el creador de Mafalda, Susanita, Manolito, Miguelito y Felipe antes de asumir que sus palabras podrían interpretarse como las de un "viejo amargado y reaccionario" que no entiende a los jóvenes, como en su día sucedió con los Beatles, que tanto le gustaban a él entonces.

Lo que sí tiene claro es que las tiras y viñetas de Mafalda, concebidas para una campaña publicitaria que nunca vio la luz y que han sido traducidas a más de 30 idiomas, se verá aún más promocionada con el Premio Príncipe de Asturias.

Reconocido republicano, considera que la Monarquía española ha aportado mucho a la democracia del país -"hablo del tejerazo"- y que don Felipe y doña Letizia "van a contribuir a que esto siga adelante lo mejor posible".

Tras aclarar que a su edad no va a tomar partido sobre si debe seguir o no la monarquía, ha mostrado su confianza en que "esta gente, y me refiero a los reyes, que no dejan de ser gente, lo hagan lo mejor posible y ayuden a España a salir de esta situación de crisis".

Ésta es la primera vez que el Premio de Comunicación recae en un humorista gráfico y dibujante gracias a la niña de melena corta y negra, vestida con trajes de lunares que es Mafalda y que, según reconoció el jurado, "percibe la complejidad del mundo desde la sencillez de los ojos infantiles" y sueña con cambiarlo por otro "más digno, justo y respetuoso con los derechos humanos".

"Siempre me he considerado un periodista que dibuja", ha afirmado al ser preguntado cómo se definiría ante este galardón y antes de asegurar que hay temas como los desaparecidos durante la dictadura argentina o el drama de un terremoto que nunca abordaría desde el humor.

No obstante, sí que tiene claro que la evolución del mundo siempre ha estado llena de tropiezos y que hay que "trabajar juntos para no estar dividiendo cada vez más".