Fue un 29 de septiembre de 1975 cuando el Festival Internacional de Teatro de Vitoria levantó su telón por primera vez. Desde entonces han sido miles los momentos, nombres, sentimientos, emociones, reflexiones, encuentros... que se han ido sucediendo. Hoy, la trigésimo novena edición del certamen vuelve a citarse con el público. En total, 33 espectáculos se darán el relevo hasta finales de noviembre tanto en el Principal como en las tablas del Félix Petite (Ibaiondo), el Jesús Ibáñez de Matauco (Hegoalde) y el Federico García Lorca (Lakua) así como en escenarios nuevos como la sala Baratza. La escena reclama al público, espectadores de todas las edades con los que compartir, a los que también se les va a proponer en algunos casos charlas y conversaciones con algunos de los que, llegados tanto de cerca como de muy lejos, acudirán a la capital alavesa durante las próximas semanas.
De hecho, esa relación dentro y fuera de las bambalinas va a ejemplificarse con el montaje inaugural que hoy y mañana toma el espacio de una calle San Prudencio tomada por las obras. Como viene siendo característico en las últimas ediciones, el festival ha optado, para arrancar, por una propuesta internacional y contemporánea protagonizada por un nombre de peso en el panorama actual, Wajdi Mouawad.
El autor, director y actor acude para estrenar en Euskadi (y de ahí que no sean pocos los espectadores que van a venir de territorios cercanos) su creación Seuls. La pieza, que se interpretará en francés con subtítulos en castellano, se podrá ver ambas jornadas a las 20.30 horas, y aunque no muchas, todavía quedan entradas disponibles en los dos casos (por 18 y 12 euros). Asimismo, Mouawad completará su presencia con una clase magistral que ofrecerá mañana a partir de las 18.00 horas (el acceso es con invitación).
Aunque su carrera en el teatro, la radio, la escritura y el cine es tan prolija como atrayente (y, por supuesto, premiada), no han sido muchas las oportunidades que ha habido en el Estado para encontrarse con él más allá de Barcelona y, sobre todo, Madrid, eso sí, sólo de unos años a esta parte. Por eso, su viaje a Gasteiz toma todavía más relevancia. Convertido en icono de la escena francófona actual, a sus casi 46 años es todo un maestro del dominio de las emociones.
Estrenada en 2008 en el Espacio Malraux de Chambéry, Seuls, producida por Au Carré de l´Hypothénuse (Francia) y Abé Carré Cé Carré (Quebec), se sirve de diferentes modos de expresión (palabra, pintura, vídeo, performance...) para presentar ante el espectador a un personaje, Harwan, con el que Mouawad comparte principios. Como él, es un libanés exiliado que termina en Canadá. Acaba de romper con su pareja, no tiene buenas relaciones con su familia y se encuentra inmerso en la finalización de una tesis doctoral sobre el director, escenógrafo, dramaturgo, actor y cineasta Robert Lepage.
Pero ir más allá sería un error. Intentar explicar lo que sucede en las dos horas que dura el espectáculo (no hay descanso) no dejaría de ser un esfuerzo sin sentido. La emoción, la poesía, las preguntas identitarias, lo onírico, el delirio... hacen que sea imposible atrapar lo que sucede en directo. Ni siquiera lo consiguió el propio Mouawad en la edición impresa de su texto.
Se sube así el telón de un festival que a pesar del paso de los años y de las transformaciones que ha ido viviendo (de aquella semana inicial a los dos meses actuales) mantiene intacto el interés del público. La escena se encuentra con su momento en Gasteiz.