Vitoria - Ya en Los pasos inciertos. Memorias de un poeta metido a editor, aunque en aquella ocasión era la propia literatura la que tomaba el protagonismo, Kepa Murua planteaba reflexiones sobre el contexto social y político que había acompañado su práctica cultural. Ahora, sin caer en reiteraciones, sigue tirando de ese hilo analítico para lanzar una mirada personal al amplio abanico de hechos, situaciones, conductas, acciones y pensamientos que delimitan el caminar de la vida. Todo ello dentro de un ensayo, Contradicciones, donde, también sirviéndose del humor, se citan memoria, reflexión, narrativa y poesía.
El resultado final es una realidad de cara al lector de la mano de Arte Activo Ediciones que, además, se presentará de manera oficial este jueves a las 20.00 horas en el Museo de Bellas Artes de Álava en compañía de Francisco Taboada, Roberto Lastre y Pedro Tellería.
La política, la sociedad, la crisis, el liderazgo, el oficio de escribir, la memoria... se van desgranado en unas páginas donde las temáticas aparecen como instantes, pequeñas piezas que componen "un libro abierto, que ayuda a reflexionar y que quiere ser muy cercano; algunos de los que ya lo han leído dicen que parece que les estoy hablando en una conversación en un bar", describe el escritor, que no esconde su propósito de buscar la complicidad con el lector. "Me gusta escuchar a la gente y una parte de Contradicciones es el resultado de oír a la gente en la calle", aunque sin olvidar en ningún momento el cuidado especial hacia la palabra.
El humor y el matiz son dos partes esenciales de estas reflexiones en voz alta. En el primer caso, porque el autor se lo aplica así mismo para después extenderlo por el resto de cuestiones que trata. En el segundo, porque el escritor sabe que en muchas ocasiones el ser humano se pierde en el detalle a pesar de la importancia no ya del concepto expresado sino también del gesto físico. "En la identidad política, en los gustos literarios o en lo que quieras, es en los matices donde asoman las contradicciones y, por tanto, la personalidad de cada uno".
Sin miedo a retratarse, Murua espera, aún sabiendo que cada lector es un mundo igual que sus reacciones ante un libro, ayudar a reflexionar, a divertirse y a pensar "que se está ante un escritor que, sin prejuicios, le da todo", un autor que cada mañana se pierde entre periódicos, radios, Internet... más allá de que siga viviendo sin televisión. "Así como me gusta el jazz o el arte, me gusta la política".
Desde una postura crítica, el escritor busca tratar las distintas referencias sobre las que transita con el espejo de lo cercano presente. "Me siento muy libre y, por lo tanto, puedo opinar con total tranquilidad, pero, eso sí, sin faltar el respeto a nadie, con educación literaria terrible", apunta. Sin querer quedar por encima de nada o de nadie, el objetivo se encuentra en el pensamiento. Y para ello, a pesar de ser un "tímido nato", una parte fundamental pasa por el encuentro con el otro, sobre todo si es distinto.
En esa invitación a reflexionar que supone Contradicciones aparece, como no puede ser de otra manera, una crisis de la que "no vamos a salir igual. El cambio es inevitable, sólo que los políticos no están cambiando y, claro, luego les pasa lo que ha sucedido en las últimas elecciones. Sus discursos están acabados, son discursos del poder. Pero nosotros sí tenemos que salir transformados porque estamos asistiendo a una nueva sociedad. Los viejos problemas ya no tienen viejas soluciones. Pero para cambiar, cada uno tiene que predicar con el ejemplo en su ámbito de actuación", sabiendo además que "en la equivocación está el futuro; hay que atreverse a fracasar", reivindica el autor nacido en Zarautz residente en Gasteiz.