Vitoria - Como un concierto en casa, para entre 80 y 100 personas, en un ambiente cercano, íntimo, especial, diferente para ofrecer un repertorio distinto, no sujeto a los listados de una gira. Así nació, y sigue, la experiencia Música en el Pabellón, una apuesta, al tiempo que una invitación, del artista Mikkel Eguskiza para vivir la expresión artística desde otra perspectiva. Un ciclo que en ocasiones anteriores ha tenido a su taller, ubicado en Oreitiasolo, como escenario idóneo (tanto por el espacio como por la acústica), aunque en esta ocasión la cita va a ser en unas tablas vecinas, las que ofrecen Instalaciones Boro, también en el mismo polígono.
Será este viernes a partir de las 21.00 horas, recayendo el protagonismo en un Mikel Urdangarin que estará acompañado a las teclas por Koldo Uriarte (que con su grupo Kapland justo estos días está editando su nuevo disco Simple you, Simple me), a la batería por Ángel Celada Brizuela y al violín por Nika Bitchiashvili, quienes propondrán un repertorio que visitará distintos momentos creativos de la trayectoria del músico de Zornotza afincado desde hace años en Gasteiz.
"En muchas ocasiones, el arte parece encontrarse separado de la gente y viceversa, pero cuando se experimenta de cerca y se ve o escucha algo de verdad, algo único que sabes que no se puede repetir, las sensaciones son por completo diferentes", apunta Eguskiza. No hace falta más. Es música de cerca. Los intérpretes, unas sillas de madera y el momento, tomando como referencia los house concert tan habituales en otros lares. Así se definen unas citas en las que, como la que transcurre esta semana, no hay entradas, sino invitaciones y el boca a boca.
En este caso, la novedad, más allá de la presencia de un Urdangarin que se ha mostrado encantado con la invitación, pasa por la celebración del recital en un pabellón distinto. "Urko e Iván han estado en alguna actuación anterior y querían implicarse". Dicho y hecho. - C.G.