madrid- Diego El Cigala es intenso. Cargado de oro, con unas gafas doradas extra grandes hechas a medida, y vestido "de marca" de pies a cabeza, regresa a España con un disco nuevo y orgulloso de poder decir que irse a vivir a República Dominicana le ha venido "de lujo": "La música y la cultura aquí se han acabado".

Desembarcó en España, donde estará casi un mes, con una nueva aventura discográfica, Vuelve el flamenco, una grabación en vivo en el Palau de la Música de Barcelona con el acompañamiento de Diego del Morao, el hijo de Moraíto Chico, discípulo de Paco de Lucía, a quien dedica el trabajo.

"Los discos flamencos tienen riesgo, pero dan una satisfacción brutal. Este tiene una energía, una potencia increíble y es que el público estaba entregado y salieron los duendes", rememoró sobre la grabación de este paseo por palos como martinete, sevillanas, malagueña con verdiales, soleá, taranta, tangos, fandangos de Huelva o bulerías.

Grabar los discos en vivo, afirmó, "tiene muchos riesgos, pero también muchas ventajas", porque en un estudio "puedes hacer y deshacer" pero en la sala, como ocurrió en el Palau, "tienes mucha inspiración y complicidad con los músicos". Es su décimo CD, el cuarto que hace "lejos de las garras" de las discográficas tradicionales, camino que inició con Dos lágrimas. Es "muy difícil" que vuelva "al redil" de una discográfica como no sea para asegurarse la distribución, pero "de lo demás" él ya ha pasado "lo suyo". "Lo que ocurra que ocurra por mí, por lo que yo he hecho. Quiero dormir con la tranquilidad de haber intentado hacer buenos discos", subrayó. - Efe