vitoria - Nacido en Portugalete hace 40 años, se muestra muy orgulloso de cómo ha funcionado el espacio que presenta los sábados por la noche desde hace algo más de un año y afirma que la audiencia no está por encima de todo, si bien reconoce que les gusta que haya un debate "caliente y animado", pero no "el grito por el grito y el insulto sin argumentos".
Admite que las presiones como presentador "llegan", pero es de la opinión de que suelen ser "más duras" las que se impone uno mismo porque sabes lo que quiere la cadena y lo que tú le estás dando.
La Sexta Noche celebró su primer aniversario el pasado enero. Y febrero fue su mes más visto, con más de 1,3 millones de espectadores. ¿Les costó encontrar su lugar y su público?
-No, afortunadamente empezamos a funcionar bastante bien, el programa carburaba con bastante alegría y para mí ha sido una sorpresa enorme que un programa de política y economía congregue en torno a 1,3 millones los sábados de noche, teniendo en cuenta la oferta televisiva de ese día. (...) Fue una prueba que hicimos y desde el primer día estamos orgullosos de cómo ha funcionado, el programa está creciendo de forma sana, convenciendo poco a poco a la gente de que somos otra oferta y de que no queremos sentar cátedra sobre nada, sino darles mimbres para que cada cual se haga su cesto.
Lleva más de 20 años de profesión, principalmente en ETB, y en los últimos tiempos en Cuatro y en La Sexta. ¿Hay diferencia de un medio público a otro privado?
-No he notado demasiada diferencia porque al final en la televisión pública, al menos en ETB, la audiencia también es fundamental para la supervivencia de los programas. Donde he notado más diferencia es en hacer televisión hace diez años y hacerla ahora. Entonces había unos equipos mucho más grandes, había muchas mas facilidades para hacer conexiones en los programas, que tenían presupuestos más altos... Ahora en televisión, donde ha llegado la crisis como en todos los sectores, las plantillas son más justas, la gente tiene que dedicar más horas y a veces hay que sacrificar reportajes porque se maneja un presupuesto más corto. Digamos que antes se hacía televisión con mucha más alegría mientras que ahora ha llegado la restricción.
¿Se reciben más presiones en uno o en otro?
-Afortunadamente no he recibido muchas presiones porque siempre he estado parapetado detrás del director del programa, cuya labor es parar las presiones para que el equipo trabaje más o menos relajado. Las presiones te llegan como presentador, aunque suelen ser más duras las que te impones tú mismo porque sabes exactamente lo que la cadena quiere, lo que busca y lo que tú le estás dando.
¿La audiencia prevalece por encima de todo?
-En nuestro caso no. Para empezar, porque nadie nos ha pedido que seamos los números uno de la noche del sábado, y para seguir, porque queremos hacer un programa serio, y si eso supone no hacer dos dígitos muchas veces, pues lo sacrificamos porque estamos muy convencidos de nuestro producto. Que haya gritos o descalificaciones no solo no es algo buscado, sino que castigamos a los tertulianos porque no nos gusta. Sí nos gusta que haya un debate caliente, animado, dinámico porque es sábado de noche y es televisión, pero no el grito por el grito y el insulto sin argumentos.
¿Cuál es el estado de salud de la televisión en España?
-Ahora mismo la televisión ha bajado de Urgencias a planta y está a la espera de que se reactive la publicidad para volver a apostar por fórmulas que sean un poco más caras, por formatos imaginativos... Pero la televisión es el reflejo de lo que está ocurriendo en España y no hay ningún medio que se escape.
¿Cree que hay sobreabundancia de tertulias porque es un formato con un coste menor que otros?
-Efectivamente la crisis ha hecho que vayamos a fórmulas más imaginativas y más baratas. A no ser que sea un producto perfectamente testado, que lleve varias temporadas y esté avalado por una gran audiencia, como puede ser la serie Cuéntame (TVE), ahora mismo las cadenas se tientan mucho la ropa antes de apostar por formatos por los que igual hace unos años se la hubieran jugado. En las televisiones más pequeñas, como las locales o la TDT, se han refugiado lógicamente en formatos más baratos como el debate porque puedes llenar muchas horas y si no tienes muchos reportajes, muchas conexiones en directo, vídeos, grafismo, puede ser un formato realmente barato. Ahora bien, no vale rebajar los precios y echar solamente debate, un debate hay que vestirlo bien.
¿Qué opina de los tertulianos que van con la camiseta del partido político puesta?
-Nosotros damos libertad absoluta para expresarse dentro de los límites del respeto y cada cual defiende lo que considera que tiene que defender. Generalmente, cuando les comentas si llevan la camiseta de tal o cual partido, lo suelen negar y te dicen que la percepción es tuya... Sí, supongo que la percepción es libre y que cada uno defiende lo que quiere defender. No obstante, el valor muchas veces de los tertulianos, aparte de que sean comunicativos, entretenidos o vehementes, está en su agenda. Muchas veces hablamos de políticos que no van hacer declaraciones sobre un asunto del que son protagonistas, pero ese tertuliano le conoce perfectamente, cuenta con su teléfono o ha hablado con él y puede transmitir su opinión. Eso también es muy importante.
¿Cree que las redes sociales están sustituyendo al periodismo profesional?
-No creo que nada vaya a sustituir al periodismo profesional. Las redes sociales están bien porque se usan para todo pero hay que mirarlas con mucha distancia (...) no creo que a día de hoy deban marcar la agenda, ni que sean verdad absoluta porque tengan un montón de retuits. Además, no están lo suficientemente extendidas por toda la población.
¿Internet acabará con los medios clásicos?
-No lo creo. Los medios clásicos tendrán que adaptarse a Internet pero no serán las redes sociales las que los sustituyan. Otra cosa es que el papel está cayendo por su propio formato, y eso supondrá una verdadera revolución para los medios (...)
¿A quien le gustaría entrevistar en La Sexta Noche?
-Me parecería muy interesante poder entrevistar al príncipe Felipe, probablemente porque nunca le hemos visto en una entrevista y me parece muy interesante escuchar a alguien que pretende ser jefe del Estado.