Artziniega - Xabier Santxotena sigue investigando su gran pasión: el enigma de sus antepasados, los agotes. Una raza maldita de artesanos, denostada durante siglos, a la que él dice pertenecer con orgullo y en torno a la cual giran buena parte de sus esculturas en madera. ¿Quiénes fueron?, ¿por qué han quedado tan poco reflejados en la historia?, ¿quedan vestigios de su existencia?... Xabier los tiene y muchos, aunque sigue traduciendo escritos de historiadores franceses del siglo XIX, y analizando hasta la minuciosidad todos los documentos y huellas del paso de estas gentes por el mundo, desde el año 507 hasta nuestros días. ¿Su objetivo? Recoger en un libro "muy técnico y con pelos y señales" todo lo que descubra.

Su obra escultórica, incluidos sus museos de Bozate, Arizkun y Artziniega, habla del pueblo agote, a quien usted afirma pertenecer.

-Los agotes en España somos una de las siete razas malditas. Es decir, pasiegos, vaqueiros, maragatos, chuecas, quinquis, gitanos y agotes que, en conjunto, sumamos miles de personas. En el caso agote, se trata de gentes envueltas en misterio y mentiras, entre las que hubo excelentes artesanos, albañiles, canteros, carpinteros, ebanistas y hasta músicos, que fueron denostados durante siglos, porque sus creencias estaban un tanto alejadas de la fe cristiana y solo veneraban a la madre naturaleza. Su historia es un auténtico enigma, pero hasta nuestros días han llegado pruebas irrefutables de su existencia. De hecho, la palabra agote -o mejor dicho, el término crestiaas- se descubrió por primera vez escrito en 1626 en Francia en una cartografía cifrada en 990-1000. Se trata del período de la plenitud del románico, cuando la orden de Cluny construyó más de mil monasterios e iglesias. Debía ser gente marginada, como maldecida, pues no se vuelve a hacer referencia a ellos hasta el siglo XIII y dentro de las llamadas cagoterías, una especie de guetos para leprosos, gitanos, agotes, judíos y gentes de mal vivir.

Pero si eran maestros artesanos, indispensables para la construcción de templos y catedrales, ¿de dónde surgió tanta inquina?

-En 2003 se reunieron en Carcasona antropólogos, escritores y catedráticos, en torno a un congreso de razas desconocidas, que enmarcó a los agotes en uno de los colectivos de la construcción de la ruta del Camino de Santiago: el de la madera. El otro era el de la piedra y entre ambos había muchos celos y envidias que desembocaron en una guerra fratricida, cuando asesinaron al maestro de la piedra. Este gremio comenzó a admitir a constructores, siempre que no tuvieran nada que ver con el de la madera; mientras que este último acogió a cualquier artesano bajo lo que se llamó El péndulo de Salomón, cuya marca la encontramos hasta en el Cañón del Río Lobos en Soria, y que tuvo su importancia más en el gótico que en el románico, ya que los armazones de las cubiertas de los edificios se hacían en madera. Estaban bajo el auspicio de los caballeros templarios, que cayeron en desgracia en 1314, con el asesinato de su último gran maestre Jacques de Molay, fruto de un acuerdo entre Felipe IV el Hermoso, rey de Francia, y el papa Clemente V. Ellos también fueron perseguidos, ya que eran cristianos pero no admitían ni la virginidad de María ni a las autoridades eclesiásticas, entre otras cosas, en una época en la que se fundó la Orden de los Dominicos (1215) y Domingo de Guzmán logra permiso papal para crear la Inquisición. Se calcula que hasta 1319 que persiguieron a los predicadores cátaros hubo un millón de muertos. No es de extrañar que huyeran en estampida.

Ahora que lo menciona, ¿cuándo y por qué se asentaron en el Baztán navarro y, más concretamente, en el barrio de Bozate de Arizkun, donde usted les ha dedicado un museo en la casa Gorrienea?

-Como decía, tal injusticia provocó un lógico éxodo. Muchos de ellos pasaron al otro lado del Pirineo, justo cuando los templarios estaban realizando el románico en la ruta del Camino de Santiago. Es decir, como los agotes trabajaban la madera y la piedra, había mucho trabajo para ellos. Los vestigios de estas obras los tenemos en Eunate, Leire, Armentia o el castillo de Olite, donde aún se aprecian las marcas que dejaba cada maestro cantero en las piedras que tallaba para luego cobrar. Es así como se instalan en estas tierras, también en Arizkun. Llegamos a Bozate en 1253, en la época del mando pleno de Pedro de Ursúa. El señor feudal, el jauntxo de aquel tiempo, que se construye su torre fortificada, y se convierte a la vez en protector y explotador de estos artesanos, con el único fin de estar siempre abastecido mediante el trabajo y los productos que le proporcionaban los agotes.

¿Encontraron su tierra prometida o comenzó otro calvario?

-Siguieron siendo gentes malditas y marginadas. Al ser paganos, tenían otra religión y otras costumbres de respeto total a la naturaleza, como la de pedir perdón al árbol cuando iban a talarlo, o la de incinerar los cadáveres, pues creían en el poder purificador del fuego, y las cenizas eran enterradas en monumentos megalíticos. Estas creencias, estos ritos, la Iglesia de Roma no las admitía. Por ello, se les obligaba a entrar por una segunda puerta a las iglesias, tenían que colocarse en un rincón del templo, el agua bendita y la pila bautismal eran distintas para ellos.... Unas formas de exclusión que también sufrieron los vecinos de Bozate que, además, sufrieron la segregación en la escuela, tuvieron una zona del camposanto destinada exclusivamente para ellos, y no se podían casar con personas de fuera del grupo. Otro de los motivos de la marginación que sufrieron estaba en su carencia de medios. Los agotes de Arizkun vivían a la sombra de Ursúa y les estaba vedado el derecho a poseer tierras o a ocupar cargos civiles, militares o eclesiásticos. Fue a partir del siglo XVII cuando comenzaron a comprar tierras y cambió la situación; aunque no fue hasta el 27 de diciembre de 1817 cuando las Cortes de Navarra promulgaron una ley por la que se suprimían todas las discriminaciones que existían, y se aprobó la igualdad de derechos con sus vecinos de Arizkun. Sin embargo, la segunda puerta de la iglesia no se tapió hasta 1954.

Hasta aquí hemos seguido al pueblo agote desde el siglo X hasta su asentamiento en Navarra, pero es de suponer que no surgió de la nada?

-La raza agote tiene tres raíces con pelos y señales, que nos relacionan con los godos germánicos, el paso de los sarracenos por la Galia y hasta los vikingos daneses.

¿Cómo ha llegado a esa conclusión?

-Hay fuentes que nos señalan como huestes de la batalla de Vouillé que en el 507 enfrentó a Clovis contra Alarico, y que desarticuló la sede de los godos germánicos en Toulousse. La simple contracción cagots, con la que se nos denomina de forma peyorativa en Francia, podría proceder del bearnes cas-gots (perros godos). Posteriormente, en la batalla de Poitiers del año 732, en la que Carlos Martel (abuelo de Carlomagno) desbarata a los musulmanes y empieza la reconquista, también el arzobispo Pierre de Marca nos vincula con el bando sarraceno. Lo de nuestro vínculo con los "fenicios nórdicos" lo he extraído de un libro de un autor francés que me regaló un danés forofo de mi obra y museos. Cuenta cómo los vikingos daneses querían llegar al Mediterráneo pero, para evitar a los ejércitos musulmanes, en vez de recorrer el Atlántico y Gibraltar, optaron por adentrarse por el Golfo de Gascuña, e ir descendiendo por Arcachón, Baiona, Ziburu, Fuenterrabía, Mundaka... Venían invadiendo y saqueando todo, eran remeros y necesitaban embarcaciones para transportar sus botines. Se lo impidió un nieto de Carlomagno, allá por el 939, pero para entonces ya estaban asentados hasta en la ría de Gernika, dejando a su paso una cultura impresionante del uso de la madera en astilleros y temas navales, que es muy palpable en templos construidos por agotes. Ahí esta la impresionante cubierta de la iglesia de Saint Girons de Monein (en Aquitania) que es una barca vikinga puesta al revés; al igual que la del templo románico de La Antigua, en Zumárraga, o el artesonado a la vista de un templo de Orozko. Esta cultura no ha nacido aquí por arte de magia, viene de todo esto.

En abril visitó el museo que sobre los agotes hay en el pueblo de Arreau en el Alto Pirineo francés. ¿Qué impresión le causó?

-Comparado con el mío de Bozate, me pareció pobre, quitando algunos paneles con documentos antiguos que demuestran que nos encargaban trabajos que no querían hacer otros, que no podíamos acudir a mercados, ni tener animales? Había una escultura en bronce que representaba a un agote pequeñito, cuando todos los documentos señalan que éramos altos, rubios y de ojos azules. Algo que demuestra, una vez más, el odio que se ha tenido siempre a los agotes, la ignorancia que hay en torno a este pueblo, y que lo poco que se ha escrito sobre él siempre ha sido en un tono peyorativo.

¿Alguna particularidad agote que no se cuente en ningún otro sitio aparte de en el museo de la casa Gorrienea de Bozate?

-Si tengo que elegir solo una, la arquitectónica. Los historiadores nunca han estudiado el barrio de Bozate en esta faceta. Las casas de los agotes eran adosadas, en grupos de seis, diminutas. Hay que tener en cuenta que no se les dejaba talar más de un árbol para hacer la vivienda.

Hace poco estuvo en Boltaña (Huesca) donde le invitaron a participar en un coloquio, a raíz de un ciclo de documentales en el que se proyectó 'Baztán', una película dirigida por Iñaki Elizalde en la que usted también ha tenido algo que ver. ¿No es así?

-A esta charla acudí intimidado ante tanto catedrático, lo reconozco, porque pensaba que no iba a tener nada que decir que no supieran. Por lo que respecta a Baztán, una cinta en la que se denuncia de forma sutil la opresión sufrida por el pueblo agote, es cierto que mantuve largas conversaciones que se han plasmado en el guión. De hecho, las lamias de la mitología vasca aparecen mediante un personaje basado en mi abuelo y yo como escultor también estoy reflejado en otro personaje. Ya hicimos un vídeo anterior relacionado con el origen y el porqué de todo esto, pero había que explicarlo desde una persona que tenga sentimiento agote, la versión de un hijodalgo es totalmente diferente.

¿Por qué no hay nadie que se empeñe en sacar del olvido a este pueblo?

-Cuando abrí el museo de Bozate y el parque de Arizkun me hicieron pintadas. Cada uno es muy libre de pensar lo que quiera. Yo solo sé que las cenizas de mi pueblo están ahí, pero que nadie quiere remover las brasas porque arden. De hecho, mucha gente en el barrio aún hoy no quiere que se saque esto a relucir, todavía existe ese complejo de siglos de marginación que quiero convertir en orgullo. Hasta mi padre me decía que eran tonterías, que lo olvidara, pero ni puedo ni quiero. En el siglo XIX vivían en Bozate 375 personas, y hoy solo quedan 105 vecinos. Gentes que en la actualidad viven en otros pueblos del Baztán, en Francia o incluso en la diáspora, para los que es muy importante saber, acabar con el tabú. De hecho, me acaba de confirmar Miguel de la Quadra Salcedo que este año la Ruta Quetzal pasará por Bozate. Me va a traer a 300 chavales para que les de una charla sobre los agotes. Vendrán desde las cuevas de Zugarramurdi.

En diciembre se lanzó a publicar un libro que recoge toda su obra catalogada. ¿Para cuándo uno que refleje la historia de los agotes?

-Estoy en ello. Quiero que sea un trabajo muy técnico, que refleje todo con pelos y señales, y de forma muy minuciosa en cuanto a fechas, documentos históricos y demás, para que nadie pueda poner en entredicho la verdadera historia de los agotes. De momento, estoy traduciendo tesis y libros de historiadores franceses de 1840 -voy por el sexto-, y a raíz del congreso de Carcasona de 2003 he encontrado más flecos que tengo que estudiar muy bien, como las técnicas de aprendizaje de maestro a alumno, sus ritos? No obstante, ante todo soy escultor y no tengo mucho tiempo, pero lo haré.