Vitoria, 5 abr (EFE).- Mucha gente en Euskadi sabía de los tópicos andaluces como el flamenco, la gomina, el amor por el Betis y el gracejo con las mujeres, pero con "Ocho apellidos vascos", de Emilio Martínez-Lázaro, han aprendido a reirse de los suyos, que son tanto o más típicos que los del sur.
La película sigue arrasando en las salas de cine y está mostrando en la gran pantalla que los estereotipos de la "kale borroka", del acento exagerado al hablar, del culto por el buen comer, del eterno mal tiempo y que ligar en Euskadi "es un milagro", provocan carcajadas desmedidas con este humor trivial.
Hasta ahora, la cinta la han visto casi 3,7 millones de espectadores y ha acumulado una venta de entradas por valor de 19,8 millones de euros, un éxito sin precedentes que augura un futuro prometedor para la segunda parte de la historia.
Los cines vascos acumulan colas de espectadores de todas las edades que quieren ver la historia de amor entre un andaluz y una vasca contada por Emilio Martínez-Lázaro porque, y que como en pocas ocasiones anteriores, está funcionando mucho el boca a boca.
Javier, un funcionario de mediana edad, lleva días buscando el momento de ver la película porque su hermana se la recomendó: "Te partes de risa", le dijo.
Hay coincidencia en que hay mucho tópico típico, mucho chiste, a veces, demasiado fácil, pero también en que, aunque no sea una obra llamada a conseguir un Oscar, acaba siendo "resultona".
Cristina, de 16 años, no oculta su satisfacción al salir de la película en Vitoria: "Jo, salgo orgullosa de ser vasca", exclama.
"Me ha gustado cómo se muestra el carácter de los vascos..., aunque eso de presentarnos a las chicas como estrechas, pues....", matiza.
Anne y Xabi, una pareja de vitorianos treintañeros, también salen satisfechos. "Está llena de tópicos y estereotipos, pero es muy divertida". Ella lo que no entiende es cómo estos estereotipos hacen reír fuera de Euskadi.
A Mari Carmen, una señora de avanzada edad, no le gusta la imagen que se proyecta en la película de los vascos, eso de la "kale borroka y esas cosas", dice.
Josu, un joven estudiante, cree que la película "no deja en buen lugar a los vascos" y piensa que la gente de fuera que la vea no tendrá "ganas de venir a pasar unos días a Euskadi".
En San Sebastián, Nuria dice haber pasado un buen rato con una película "divertida" que ofrece una buena oportunidad de que los vascos se rían "de sí mismos", aunque todos los tópicos de los que se mofa la cinta acentúen "la fama de brutos" de los habitantes de esta tierra, que sin embargo "también saben hacer poesía".
En cambio, Aitor se ha divertido pero no ha llegado a reirse a carcajadas como la mayoría de la sala. "Todos los mejores golpes ya los había visto o me los habían contado, así que ya me los sabía".
Además, el humor de "Ocho apellidos vascos" le ha resultado familiar, acostumbrado al éxito que tuvo en Euskadi "Vaya semanita", el programa de la televisión vasca que derribó tabúes al reirse de la política y hasta de la violencia de ETA.
Teresa vive en San Sebastián desde hace varios años y ha acudido al cine con su hermana, Soledad, que reside fuera de Euskadi y es la que más se ha divertido con el filme. Asegura que "hacía tiempo" que no se reía tanto viendo una película.
A los espectadores bilbaínos también les ha gustado y no se sienten molestos por los "gags" sobre los vascos porque, aunque los ven "exagerados" y no se identifican con los personajes, reconocen que una parte es verdad y que si vas a ver la película es para reírte.
"Es más exagerado en lo referente a los vascos, porque con los andaluces se han cortado un poquito, pero no nos ha molestado porque hay que reirse un poco de las cosas", comentaban dos espectadoras.
Una pareja que asistió a la misma sesión coincidía en el análisis de que los chistes sobre los vascos "son más exagerados", aunque "el acento lo han clavado". "Con un poquito de sentido de humor los estereotipos no molestan para nada", afirman. EFE