La pasión por escribir no se detiene. De ella, de la necesidad imperiosa de encontrarse con la palabra, nace la quinta publicación de Blanca Uriarte en otros tantos años. Dados de luna (Ediciones Rilke) toma así el relevo a De humo y nada, Deja que el silencio hable, En el saco roto de los días y Sine homo. "Lo busco, da igual que sea de día o de noche", reconoce la escritora alavesa, que este viernes realizará la presentación de su último poemario en el Palacio Villa Suso a partir de las 20.00 horas con la compañía de la voz y la música de Tasio Miranda, Ricardo Urrutia, Alfonso Sueskun y Txaro Martínez.

En el último año se ha gestado un libro que refleja a una autora "muy reivindicativa, muy crítica con nuestra sociedad, con lo que nos toca vivir" a la par que "agradecidísima de estar en el lado de la suerte". En este sentido, Uriarte afirma que "tenemos motivos para dar gracias por nuestra vida, sobre todo por las cosas sencillas, pero parece que nos hemos subido a una peana que no es nuestra, que no nos pertenece; da la impresión de que al ser humano le cuesta reconocerse a sí mismo y a su entorno natural".

Desde ya, eso sí, los versos son del lector, de aquellos que decidan aceptar la invitación que Dados de luna les ofrece. "Me gustaría motivar y rasgar las conciencias porque para eso escribo. No me conformo con decir cuatro palabras y ya está. Voy al contenido y voy a dar donde duele, a pesar de que mi vida no sea un ejemplo de todo lo que hablo. Por eso me critico a mí misma, creo que estoy muy adaptada a la sociedad, soy la primera que tiene que hacer examen de conciencia". Claro que la escritora también apunta a que en este nuevo poemario ofrece al otro una voz propia "que voy encontrando, que me está sirviendo para expresar lo que quiero de la forma que deseo", más allá de que esto también exija de ella un proceso "terrible" de selección hasta dar con el resultado final que es Dados de luna.

Sus cuatro títulos anteriores hacen, además, que la responsabilidad que Uriarte siente sea cada vez mayor. Es complicado, y más con la poesía, mejorar el último paso, ser capaz de presentar ante el lector algo nuevo, según ella misma explica. Pero también "el darme cuenta de que no puedo vivir de esto" supone cierto alivio a esa presión. Por eso sigue desarrollando un estilo directo y sencillo, aunque "sea complicado hacer que las cosas parezcan sencillas", una manera de expresar "con poemas cortos que den en la diana sin alargar nada porque puedes desvirtuar el fondo".

Así se configura, por tanto, un Dados en la luna que, eso sí, supone también, por circunstancias de la vida, abrir un paréntesis no tanto en el hecho de escribir, puesto que la pulsión es imposible de detener, pero sí en el de publicar. "He dicho que me voy a permitir un parón", dice con una sonrisa. "Pero tengo material y si la editorial quiere...".

Pero eso ya lo dirá el futuro. O mejor dicho, lo escribirá. Lo más inmediato pasa para Blanca Uriarte por afrontar la presentación de este viernes en Villa Suso (actos que, como reconoce, le ponen nerviosa) y dejar que sus versos más recientes inicien su camino solos, en busca de esas conciencias que remover. Porque si la poesía siempre es imprescindible, en estos tiempos todavía parece que más.