El próximo 14 de mayo se cumplirá justo una década del nacimiento en Gasteiz de Rombos Negros, diez años de una trayectoria que acaba de sumar justo ahora el lanzamiento del último trabajo de estudio de la banda, Primero el rock, luego la carne. Once temas componen un disco editado por la firma madrileña Working Class Records, entre ellos una adaptación de una canción del grupo de psychobilly alemán Mad Sin y una versión de No puedo hacerlo peor de los vitorianos Los Tornillos.
Hoy, la vida de este trío que nació como dúo se desarrolla entre la capital alavesa y Bergara. El guitarrista Pablo es el único miembro que lleva desde el principio, una senda que comparte, desde hace unos cinco años, con el batería Bitxor (Extorsion) y, desde hace unos meses, con el bajista Pelos (Herf, Vice Presidentes, Injurias), aunque "iba a ser nuestro primer bajista hace una década, pero justo había empezado con otro grupo y tuvimos que buscar una alternativa. Pero las cosas del destino son así y aquí le tenemos", apunta Pablo.
Más allá de los cambios internos y de las circunstancias de la vida, lo cierto es que Rombos Negros se ha tomado con calma la realización y publicación de su nuevo álbum. De hecho, la grabación llevó un año en el estudio de Bergara Northern Drunkens (Borrachos del Norte). "Hemos invertido mucho tiempo en el disco porque desde el diseño hasta el master final le hemos dado vueltas a todo. Se ha querido hacer con tranquilidad, analizando cada aspecto, opinando, analizando, cambiando las cosas que se requerían para obtener el resultado que teníamos en la cabeza. De hecho, el disco se ha masterizado tres veces desde cero porque no estábamos satisfechos con el sonido que estábamos buscando", apunta el guitarrista que responde, entre risas "¿perfeccionistas? No lo que pasa es que es algo nuestro y lo vamos a hacer lo mejor que podamos".
En este sentido, Pablo describe que este es un álbum "bastante personal", por lo que se siente incómodo a la hora de hablar de punk o rock como si además existieran fronteras claras. "Por eso lo solemos llamar rock visceral. Este disco responde a ello y a partir de ahí cada uno le sacará su jugo personal, lo analizará desde sus vivencias".
Así se construye un Primero el rock, luego la carne, un título que aunque puede estar abierto a las interpretaciones que se quiera, el guitarrista apunta que "el rock se lleva por dentro, es lo que hacemos por pura pasión, porque esto si no hay pasión no hay nada. También puedes pensar que hace referencia a la carnaza, primero el rock y luego la fama o el dinero o... aunque siempre teniendo claro que si no hay rock no hay nada".
Desde hace unas semanas, el trabajo ya está disponible. En el caso de Gasteiz, se puede encontrar tanto en el Kaxkabarra como en el Druida, sin olvidar que se puede conseguir en la web de Working Class Records o a través del perfil de Facebook del grupo y, por su puesto, de su página oficial en Internet.
Y como suele ser habitual, también los conciertos serán lugares para hacerse con el CD. De momento la agenda se está confirmando, citas con el público donde "damos muchas cosas porque la pasión está encima del escenario en todo momento", comenta Pablo.