Sospechosamente a tiempo, con la precisión del enterrador, el mal augurio del buitre y la brillantez formal de un anuncio del perfume de moda, se estrena este biopic cuando siguen resonando los llantos por la muerte de Nelson Mandela. Es decir, cuando todavía permanecen en el aire solemnes declaraciones institucionales, confusiones de analfabeto y acciones incomprensibles como las del traductor de signos. Pero qué duda cabe que, por eso mismo y en especial para las generaciones más jóvenes, recrear la biografía de Nelson Mandela ofrecía un interés notable. Aquí, con él, yace un material de alta densidad y profundas sombras, un verdadero enigma en torno a un personaje devenido en símbolo. El de la de lucha por los derechos humanos en la Sudáfrica del apartheid.

Dos horas y diez minutos emplea Justin Chadwick para desmenuzar un recorrido pintado en tonos cálidos, cincelado con contraluces dorados. Un pastiche de detalles irrelevantes al lado de momentos decisivos. El resultado, jamás alcanza la dimensión de obra grande. Y es que, difícilmente puede ahondarse en un testimonio demasiado vigilado por la cercanía del personaje, demasiado sitiado por la dimensión pública de quien, en su título en castellano, se nos dice que se quiere deconstruir el mito para mostrar al hombre. En el original se prefiere sugerir algo más obvio: se trata de mostrar su vida como la de un largo camino hacia la libertad.

Un profesional como Justin Chadwick, actor y director británico con un buen historial como realizador de series, no se complica la existencia. Ni formalmente -escoge un relato lineal, una especie de esta es su vida (peld)año a (peld)año-, ni conceptualmente, Chadwick corre riesgos. Sabe que la presencia del también británico Idris Elba, recordado por su personaje en The Wire y rostro cada vez más cercano por sus presencias en Thor, Pacific Rim, Prometheus y American Gangster, le garantiza un buen relevo al hacer de Morgan Freeman en Invictus. Y con eso le basta. Con realzar el trabajo del actor para ilustrar con dulzura lo que en la vida real apenas la tuvo. Chadwick, que debutó con The Other Boleyn Girl, se queda en la humilde eficacia de lo que es un trabajo discreto, correcto, para un acercamiento tan convencional como anodino.

Dirección: Justin Chadwick. Guión: William Nicholson Intérpretes: Idris Elba, Naomie Harris, Tony Kgoroge, Riaad Moosay Fana Mokoena. Nacionalidad: Reino Unido y Sudáfrica. 2013. Duración: 139 minutos