La literatura infantil y juvenil, la novela histórica y el relato corto han ido construyendo la relación que Marisol Ortiz de Zárate lleva ya años tejiendo con los lectores. Y sin abandonar nada, porque de hecho este arranque de 2014 viene cargado de novedades para la escritora gasteiztarra, ahora quien reclama su atención es el público adulto, a quien propone sumergirse en Una historia perdida.

El libro, el sexto de su trayectoria aunque hay que sumar también otras dos colaboraciones en publicaciones de relatos, es una realidad palpable en las librerías desde la semana pasada aunque se presentará de manera oficial el próximo día 28 a las 19.30 horas en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa. Se culmina así un largo camino en el que hay que reseñar la concesión a la novela del premio Felipe Trigo, un galardón que el manuscrito consiguió a finales de 2012 y que se ha traducido en la publicación, doce meses después, de Una historia perdida. "La espera no se me ha hecho larga", ríe la autora.

Dos momentos y dos lugares diferentes. "Las historias empiezan a la vez y se van simultaneando, entrelazando, ensamblando, hasta que al final terminan igual, a pesar de que al principio no tienen nada que ver". De hecho, transcurren en tiempos y espacios alejados entre sí. Una está protagonizada por cuatro titiriteros en la Francia de 1938. La otra pone sus ojos en una mujer que vive en una ciudad española en 1999 y que decide ponerse a buscar al hijo que le arrebataron al nacer hace 42 años. "El lector se va a enfrentar a una novela muy humana que, evidentemente, tiene una intriga que no se resuelve hasta justo el final".

De todas formas, como describe la propia Ortiz de Zárate, hay un tercer argumento que se cuela de manera premeditada en su última creación. Se trata de Madame Bovary, de Gustave Flaubert, que tiene un peso específico en esa parte de la novela que se desarrolla a este lado de la frontera a finales del siglo XXI. "La protagonista es una mujer que casi no ha leído en su vida pero que termina topándose con Madame Bovary y llega se sentirse tan identificada con ese personaje que los caminos de ambas se confunden. De hecho, ella se llama así misma Emma", apunta la autora, que espera que este tercer vértice de su última apuesta sirva para devolver a la memoria la historia del escritor francés a quienes ya la conocen y una invitación a dejarse llevar por ella a quienes todavía no se han asomado a sus páginas.

Pero esas son sendas que ya debe recorrer el lector que se encuentre con Una historia perdida si quiere. De momento, la publicación ha llegado a ese momento de separarse de su creadora para iniciar su propia vida. Atrás queda la primera intención de la escritora, que recuerda que cuando tomó la decisión de realizar una novela pensando en el público adulto en realidad estaba pensando en "hacer esa obra que nadie ha escrito todavía, un reto que después vi que no podía conseguir aunque tampoco considero que sea imposible". Pero el bagaje obtenido durante ese año de reflexión y búsqueda no cayó en vano, sirvió para construir este nuevo título, cuyas palabras se fueron uniendo durante los tiempos libres de casi tres años. "Sabía que no podía acudir a las editoriales con las que había trabajado hasta ahora porque me dirijo a un público que no es el suyo, así que opté por la fórmula del concurso", un intento que hace justo un año salió de la mejor manera posible al ganar el mencionado Felipe Trigo, otorgado por el Ayuntamiento de Villanueva de la Serena.

Y la rueda no para porque mientras Una historia perdida llega a las librerías, otro proyecto literario de Marisol Ortiz de Zárate espera ya su turno para hacer lo propio. De hecho, eso va a suceder en febrero. Se trata de una nueva novela, en este caso dirigida al público infantil y publicada a través de la Editorial Bambú, con la que la escritora ya ha trabajado en ocasiones anteriores. El resultado se llama Las lágrimas de la Matrioska, una aventura protagonizada por dos hermanas a lo largo de un viaje.