MADRID. Cuba dijo ayer adiós a Esther Borja, una de las grandes damas de la canción de la isla y a la que hace menos de un mes dedicaba un sentido homenaje a su trayectoria profesional con motivo de su centenario.
La Habana, la ciudad en la que murió, vio nacer a Esther Borja el 5 de diciembre de 1913. Estudió magisterio, música y piano. En 1935 conoció a la compositora Ernestina Lecuona, con quien presentó su primer recital, pero su debut profesional lo realizó acompañada al piano por el hermano de esta, Ernesto Lecuona. En 1936, junto a los hermanos Lecuona y a Ignacio Villa efectúa su primera gira por varios países latinoamericanos como Argentina, Chile, Perú, Uruguay y Brasil. Allí se presenta como solista y en Buenos Aires actuó en escenarios de teatro y emisoras de radio, filmó una película y alternó con artistas prestigiosos de la época. De regreso en Cuba, trabaja en los teatros Principal de la Comedia y Martí, y cuando vuelve a visitar Argentina interpreta con gran éxito varias zarzuelas y operetas. Además, a partir de los años 40 se hizo popular también en los Estados Unidos. Siguió en activo hasta 1984, momento en el que decidió retirarse de los escenarios.