LOS ÁNGELES. Hanks era consciente de que en su carrera había interpretado con gran éxito a personas reales, como el astronauta Jim Lovell en "Apolo 13", el congresista Charlie Wilson en "La guerra de Charlie Wilson" o a Richard Phillips en la reciente "Capitán Phillips".
Sabía perfectamente el duro trabajo que requería y no estaba seguro de si él sería la opción más acertada, llegando incluso a sugerir que fuera su compañero de reparto Paul Giamatti -un rostro menos conocido y por tanto, tal vez, más creíble- quien se hiciera cargo.
Hasta que Bob Iger, consejero delegado de Disney, le llamó por teléfono personalmente y le animó a leer el guión del filme.
"Sinceramente, sabes si quieres hacer una película cuando llevas leídas 12 páginas del texto por el ADN y la filosofía que desprende la historia", afirma el ganador de dos Oscar por "Philadelphia" y "Forrest Gump".
"Al encuentro de Mr. Banks", dirigida por John Lee Hancock ("Un sueño posible"), narra las dos semanas que pasó en Los Ángeles P.L. Travers, la autora de "Mary Poppins", para decidir, a pesar de su nulo interés, si entregaba los derechos cinematográficos de la obra y el personaje a Disney, cuyos trabajadores habían preparado una versión de la historia que no convencía en absoluto a su creadora.
Corría el año 1961, dos décadas después de la primera aproximación del magnate. Travers, conocida por su arisca forma de ser e interpretada de forma sublime por Emma Thompson, sopesaba cambiar de opinión debido a su delicada situación financiera.
"En parte lo entiendo", admite Hanks. "Hay mucha gente que no ve razón alguna en convertir su trabajo, su literatura, en películas. Y ella odiaba las películas. Odiaba a Walt Disney. Odiaba los dibujos. Pensaba que lo que hacía era arte barriobajero. Tenía muy claro quién era Mary Poppins, pero necesitaba el dinero. Es fascinante ver ese proceso en la cinta", añade.
El libro favorito de las hijas de Disney era "Mary Poppins", así que el empresario les prometió que lo convertiría en una película sin imaginar la dura lucha a la que tendría que hacer frente, hasta el punto de que Travers abandonó Los Ángeles sin dar su brazo a torcer y sólo accedió tras una reunión privada con el ejecutivo en Londres.
"Lo que se dijeron fue increíble. Él, sencillamente, podía haber optado por recordarle que iba a hacer una tonelada de dinero", sostiene Hanks, quien confiese que en la película no aparece un solo cigarrillo -a pesar de que Disney fumaba tres cajetillas al día- porque, de ser así, hubiera sido calificada como "R" (los menores de 17 años no pueden acceder al cine sin sus padres).
Eso no influyó en la forma de preparar el papel de Hanks, que aún así insistió en llevar una cajetilla y un mechero en el bolsillo de la chaqueta, con los que jugaba entre escena y escena. Son pequeños detalles que le ayudan a meterse en la cabeza del personaje que interpreta.
"Ya no soy tan meticuloso. Eso lo da la edad. Hay ciertas cosas que te dan igual. Éste es mi aspecto hoy día y eso no se puede cambiar. Pero Dios bendiga a la gente que aún quiere contar conmigo para hacer películas porque ya he aprendido a cómo afrontar cada rodaje", declara.
Las candidaturas a los Óscar se darán a conocer en enero y Hanks entra en las quinielas como mejor actor de reparto por esta cinta e incluso mejor actor por "Capitán Phillips".
"Es algo que está fuera de mi control. No estaría mal que fuera así. Menos da una piedra", replica con naturalidad y sencillez.