¿Qué importancia le da en la vida Unai Elorriaga al hecho de jugar?
En la época en la que escribí El pelo de Van't Hoff, probablemente toda. Ahora ya quizá un poco menos porque los años van pasando y tienes otras responsabilidades, por lo que la propia vida te va limando el juego. Pero todavía sigue siendo una parte muy importante.
Precisamente, el protagonista de la obra, Matías Malanda, aboga, en cierto modo, por seguir jugando en la edad adulta... ¿Unai Elorriaga está cayendo en el lado oscuro y ya no juega tanto?
Vas cayendo poco a poco, quizá con 80 años ya caiga del todo (risas). Ahora, el 70% de mi tiempo lo sigo pasando en juegos variados, pero siempre te va comiendo un poquito la responsabilidad. Y es que, como me decía una amigo, cuando tu hijo se pone enfermo con 41 de fiebre y tienes que llevarlo corriendo a Cruces... eso ya no es un juego porque está bajo tu responsabilidad y si no lo haces tú, no lo hace nadie, por lo que te toca vestirte de otra cosa y estar a las duras y las maduras.
¿Y qué importancia tiene el juego en el oficio de escritor?
La literatura, en gran parte, es un juego, por mucho que la queramos revestir. Sobre todo la ficción en la que tú propones personajes que todo el mundo sabe que no existen pero que, como escritor, provocas que el cerebro crea que existen, generando a su vez unos sentimientos que no existieron jamas pero que sí pueden influir en lo que piense el lector. Al final, es un juego de rebote. Eso sí, en ese juego puedes hacer reflexiones sobre temas muy profundos, como la muerte, el amor o la familia. Como decía Monterroso, solo hay tres temas: el amor, la muerte y la moscas. En resumen, todo el mundo habla de lo mismo pero la base es un juego.
Ese juego en el que el escritor lleva las riendas no tiene cierto regusto dictatorial, en el sentido de que las reglas las marca la mano que dirige la pluma y, además, lleva al lector por el camino que quiere, sin que este pueda 'defenderse'.
No te creas. En todos los juegos las reglas las marca alguien, o el inventor del juego o aquel que se hace cargo de la federación. Pero es curioso porque este fin de semana he estado en Cork (Irlanda), dando una charla, y una profesora de Oxford me comentó que había leído mis primeros libros y que le habían gustado mucho. Yo le comenté que precisamente acababa de volver al segundo libro, y que me había encontrado con muchas cosas que no me gustaban y que odiaba. A lo que ella me respondió: "¡Cuidado, tú ya no toques el libro; el libro ya es nuestro. A mí me ha gustado y me ha dejado un regusto que seguirá ahí y para bien. Así que tú cállate y no hables del libro" (risas). Y la verdad es que es así.
Esta novela ya vio la luz en castellano en 2004, al enfrentarse a la edición actual, ¿la ha retocado o hizo caso a las palabras de su 'lectora' y la dejó tal cual?
He retocado ciertos pasajes, pequeños en algunos casos y no tan pequeños en otros. En cierto modo son cambios lúdicos, la obra sigue siendo la misma pero he metido párrafos nuevos y he quitado cosas... por no morir en el intento.
Esta es una novela de personajes, ¿fueron ellos los que dieron pie a la historia o la historia los fue creando?
Ni siquiera sé, nada más acabar una novela, de dónde han surgido los personajes, así que imagina diez años después. Sí que recuerdo que yo tenía clara la estructura de la novela y alguno de los personajes principales, pero a medida que vas escribiendo sigues viviendo y conociendo personas o simplemente viendo películas que te llevan a incluir nuevos pasajes. Al principio debes tener una base sólida pero luego los personajes se van haciendo a lo largo del proceso.
Las referencias literarias y artísticas se entrelazan en este texto, ¿como analogía de la pasión que despiertan ambas en su vida?
Sí, es posible. Al fin y al cabo, toda creación está unida, bien sea en forma de pintura, de arquitectura... Y yo creo que a todo el mundo, en mayor o menor medida, le llama la atención la creación. En mi caso, cruzar maneras de creación siempre me ha parecido una bonita manera de crear cosas nuevas. No solo tener como referencia historias o poemas te sirve para escribir o estructurar una obra, sino también pensar en qué hizo este arquitecto con esta casa y por qué lo hizo.
Volviendo al juego, poderoso hilo que sustenta este libro, ese poder jugar cuando ya no se es niño, ¿le aporta una forma diferente de ver la vida?
No lo sé, yo creo simplemente te sirve a ti o al que le guste jugar, no sé si servirá a los demás. Conozco muchas personas que odian el juego en todas sus formas, por lo que obligarles a jugar quizá sea una manera de amargarles la vida. Cada persona es un mundo, a mí me sirve jugar pero, por ejemplo, no me sirve algo con lo que disfruta la mayoría de las personas: la gastronomía. Para muchos, comer es el gozo supremo mientras que para mí es una obligación horrorosa que tengo que hacer tres veces por día (risas).
¿Cómo definiría el juego que nos está tocando jugar ahora mismo como sociedad?
La impresión que te da es que alguien te maneja, que te hacen creer lo que ellos quieren que creas de tal forma que si deciden que hay crisis, la crisis existe y todos tenemos que padecer las consecuencias de un juego macabro. El resultado es que estás bailando de un lado para otro a merced no sé si de los poderes económicos, políticos o ambos, eres como una ficha, un peón... ni siquiera eres un alfil. Pero es lo que hay y habrá que luchar como sea contra ello.
Matías Malanda viaja siempre con una pequeña pelota con la que juega continuamente, ¿Unai Elorriaga tiene su propio juego o elemento particular con el que viaja y se distrae?
Últimamente tengo cerca las pelotas con las que juega la hija (risas). Pero sí es cierto, y esto no lo he contado nunca, que cuando escribía tenía siempre una avellana muy redonda con la jugaba siempre como si fuera una pelota. Y de ahí vino lo de la pelota con la que juega Matías Malanda; no quise rizar el rizo y poner que también jugaba con una avellana para que la gente no me llevase al psiquiátrico directamente (risas).
¿Cuándo podremos leer la nueva aventura literaria de Unai Elorriaga?
Llevo ya desde 2009 escribiendo una cosa extrañísima de la que hace poco acabo de pasar la mitad... Así que como muy pronto 2014, aunque yo creo que será 2015. Es una cosa muy extraña que no sé si es novela, ensayo o un libro de cuentos que parece una novela y simula un ensayo, no lo sé... Eso lo tendrán que decir los lectores.