Vitoria. La trigésimo octava edición del Festival Internacional de Teatro de Vitoria va llegando a su final. Entre hoy y mañana, desde el Federico García Lorca, se despedirá el ciclo para bebés y, aunque la semana próxima todavía quedarán dos citas con el radio-teatro y la integración social, se podría decir que esta noche cuando el certamen baja el telón de su tronco principal. Eso sí, lo hace con un montaje especial en muchos sentidos. Para empezar porque quien lo ofrece es la compañía alavesa Traspasos, eso sí, en lo que supone su primera coproducción con el Centro Dramático Nacional. Para continuar porque Nada tras la puerta debuta fuera de Madrid tras su estreno el pasado 20 de septiembre. Y para seguir porque se sumerge en una temática dura, actual y grotesca sin buscar víctimas ni moralejas.
"Estamos muy orgullosos de lo que hemos hecho, incluso más sabiendo que ha habido tanta gente a la que le ha gustado pero también personas a las que hemos ofendido; eso quiere decir que es un montaje que no deja frío e indiferente a nadie", apunta Mikel Gómez de Segura, director de la propuesta e generador de la misma.
La cita con el público de casa será, como de costumbre, a partir de las 20.30 horas en el Principal, lo que también supone un nuevo reto para la compañía puesto que hasta ahora no han representado el montaje en un espacio a la italiana (es decir, con los espectadores frente a las tablas). Todavía quedan entradas a la venta que se pueden conseguir por 18, 12 y 6 euros.
Con la presencia de Josean Bengoetxea, Ángela Cremonte, Sandra Ferrús, Carolina Lapausa, Marta Larralde, Lidia Navarro, Alfonso Torregrosa y el músico Mikhail Studyonov sobre el escenario, Traspasos ve convertido en realidad un camino iniciado hace algo más de tres años en la mente de Gómez de Segura. Es la violencia en sus distintas caras pero con la mujer como protagonista la que sustenta un proyecto que también se delimita por las relaciones entre el Norte y el Sur. "Es una obra dura, que golpea a las emociones", aunque sin querer "ni victimismos ni buenismos", sino buscando una pieza que transmite esperanza, que quiere ser "un canto a la vida".
El punto de partida para hacer todo ello realidad son los textos escritos de manera específica por Juan Cavestany, José Manuel Mora, Borja Ortiz de Gondra, Yolanda Pallín y Laila Ripoll, historias que a Gómez de Segura le sirven para construir un todo donde tiene también especial peso el asesoramiento del escritor y reportero de guerra Hernán Zin. "En los ensayos ya lloraron los intérpretes todo lo que tenían que llorar; ahora las lágrimas no saltan en el escenario", explica el director, consciente de que sentir las emociones es ahora papel de un público que "aunque no lo parezca, también se ríe".
Como ha sucedido con alguno de los montajes de este año en el festival, tras la representación de Nada tras la puerta, el elenco y los responsables de la compañía alavesa tomarán parte en el programa de tertulias con el público, cita que también se desarrollará en el Principal y que completará la visión sobre el fondo y la forma del montaje.