Sitges (Barcelona). El director estadounidense Eli Roth mostró ayer en la sección competitiva del Festival de Cine Fantástico de Sitges el gore más salvaje, pero con mensaje, con su última película, The Green Inferno, en una jornada dominada por el cine chileno.
En la presentación del filme, Roth señaló que siempre intenta hacer que sus películas lleguen al público más amplio y por eso no se limitan al terror: "Si en Hostel trataba el sexo y el poder, en The Green Inferno hablo sobre el choque de culturas, sobre qué pasa cuando jóvenes universitarios con sus móviles entran en contacto con otras culturas que no tienen ninguna relación con la tecnología".
El tema de fondo de The Green Inferno es el activismo socioecologista, impulsado en la cinta por el personaje de Alejandro, que busca seguidores para una acción que detenga la acción de una multinacional del gas en la selva amazónica, lo que destruiría la vida de una remota tribu. "Me gustan las películas que te hacen pensar y aquí quería criticar un tipo de activismo vago, minoritario, que hay en EEUU, que quieren hacer las cosas bien, correctas pero sin que cambien mucho sus vidas, es decir, que se conforman con escribir un simple mensaje en el twitter", dijo Roth, para quien los estudiantes de su película pertenecen a "una generación que trata de buscar atajos sin llegar al fondo de la cuestión".
The Green Inferno ha sido además el reencuentro de Roth con el director chileno Nicolás López, metido en esta ocasión a productor y coguionista de la historia. Este proyecto, comentó Roth, ha permitido "sacar a la luz nuevos talentos y nuevas estrellas, como la chilena Lorenza Izzo o constatar que Nicolás López, que tiene talento en Chile, puede hacer películas que pueden tener audiencia en todo el mundo".
'Holocausto caníbal' Roth reconoció que la gran influencia para esta película fue Holocausto caníbal (1980), de Ruggero Deodato, y tras bromear con que él en realidad es vegano, aseguró rado que está "a favor de los derechos de los animales" y, de hecho, ha recordado, "quería hacer una película en la que los animales, cerdos, gallinas y vacas, fueran mejor tratados que las personas". Admite que "el canibalismo es lo último impensable que puede hacer el ser humano", a lo que añadió: "Si lo entendiéramos, quizá seríamos capaces de acabar con el hambre en el mundo". El rodaje de la película, realizado en la selva peruana, ya fue en sí un choque de culturas, como explicaron aye Roth, López e Izzo. "En el poblado no sabían lo que era una película, una televisión, ni siquiera los cubitos de hielo" y para que comprendieran cómo debían comportarse unos supuestos indígenas caníbales el equipo de producción les hizo ver Holocausto caníbal. Para la ambientación de la historia se inspiraron además, como dijo Roth, en varios documentales de National Geographic sobre tribus reales. Nicolás López, que ayer también presentó en Sitges fuera de concurso Promedio rojo, el regreso, subrayó que con The Green Inferno no querían hacer "la típica película en la que se va matando a los personajes uno a uno, sino que quisimos mostrar una primera muerte de lo más impactante y a partir de ahí construir un thriller de aventura". Tan convencidos están del éxito que ya están planeando la continuación y se llamará Beyond The Green Inferno, que dirigirá el propio Nicolás López y que contará en el reparto con Lorenza Izzo. La jornada chilena de ayer se completó con la proyección de Magic Magic, de Sebastián Silva.