Vitoria. No es la primera vez que el argentino Claudio Tolcachir y el Festival Internacional de Teatro de Vitoria cruzan sus caminos. Hoy lo vuelven hacer después de que el miércoles la compañía de Philippe Genty inaugurase la trigésimo octava edición del certamen con el estreno estatal de su último montaje. Hoy toca también poner de largo, esta vez en Euskadi, Emilia, una obra que sin ser autobiográfica tiene su origen en la juventud del dramaturgo y director. La cita con el público será sobre el escenario del Principal a partir de las 20.30 horas, quedando todavía entradas disponibles a la venta.
Producida antes al otro lado del Atlántico, la propuesta cuenta en su versión peninsular con un reparto que necesita pocas presentaciones, más allá de que la mera presencia de Tolcachir se haya convertido desde hace ya uno tiempo en el Estado en una garantía para el público y los medios de comunicación que va más allá de con qué interpretes trabaja o dejar de hacerlo. Esta vez le acompañan Gloria Muñoz, Malena Alterio, Alfonso Lara, David Castillo y Daniel Grao, quienes dan vida a una historia sobre la necesidad de amar, aunque para ello haya que mentir o tal vez sólo olvidarse por un momento de la verdad. Ahí reside el objetivo del autor argentino, que desarrolla esta propuesta tomando como punto de partida a la niñera Emilia, reflejo de la que él tuvo en su niñez.
"En una ocasión para el cumpleaños de mi hermano mayor me tocó recoger con mi auto a una mujer que nos cuidó de niños, y durante todo el viaje me fue relatando historias de mi infancia que yo no recordaba y que en realidad aún no recuerdo. Lo que más me conmovió era lo vivo de esas historias (...) Esto me hizo pensar en lo desparejo de ese tipo de amores. De quienes cumplen un rol profesional pero afectivo y que fácilmente pueden quedar en el olvido. También en la forma que toma en nosotros la solidaridad. ¿Qué es ser solidarios para nosotros? Creo que la tragedia moderna habita en la desconexión que sufrimos frente al dolor de los demás. Frente al amor de los demás", describe el director.
Tomando estas reflexiones, Tolcachir genera una serie de personajes que son conscientes de haber perdido, pero que intentan sobrevivir a pesar de todo. Y en ese contexto, sólo por unos momentos se cruza incluso el humor.