en su interior hay poco tiempo para el descanso. En la planta baja del antiguo colegio San Ignacio se sitúan los locales Dante, un espacio que desde hace años el Ayuntamiento de Vitoria destina a grupos de teatro y danza amateurs o semiprofesionales de la capital alavesa. Son decenas las formaciones que han pasado por aquí en este tiempo (aunque su uso lo reguló hace tres años la Red Municipal de Teatros), agrupaciones que tanto si quieren renovar su estancia como estrenarse en ella deben acudir a una convocatoria anual que en los últimos días ha cerrado el curso 2012-2013 para abrir sin casi tomarse un respiro el 2013-2014.

Se han despedido, aunque varios repiten en la nueva temporada, ocho grupos, un adiós que ha venido marcado por una serie de visionados de fragmentos de espectáculos que se han llevado a cabo en el Jesús Ibáñez de Matauco en dos jornadas, un requisito indispensable que ayuda a Marta Monfort y su equipo a evaluar el trabajo realizado en estos cuatro locales "a los que ellos les sacan chispas". Y es que hay que coordinar horas, días y recursos puesto que en cada curso hay más formaciones que salas, una responsabilidad que recae en los propios usuarios. "Nuestra idea sería hacer una muestra de teatro amateur al finalizar cada curso, pero nunca hemos podido llegar a hacerlo", apunta la responsable del servicio, aún siendo consciente de que casi todas las agrupaciones se encuentran más tarde o más temprano con los espectadores.

"Lo bueno del proyecto es evidente, es decir, tienes acceso a un local de manera gratuita. Lo malo es que muchas veces tenemos la presión de hacer un proyecto anual y eso es bastante cansado porque cuando tienes una pieza dando sus primeros pasos fuera de los locales tienes que meterte en otra nueva si quieres mantenerte en los Dante", explica Marta López, miembro de Kuku Bazar y coordinadora del espacio.

"Otros problemas son que la mayoría de nosotros trabajamos y, por lo tanto, queremos el mismo horario de tarde, o que hay épocas en las que todos coincidimos con representaciones y claro, sólo hay cuatro salas", una situación que reclama de un entendimiento entre todos "que también es algo muy positivo porque se crea un ambiente especial" de lunes a domingo y a cualquier hora.

El trabajo de puertas para adentro se hace cuando se puede, pero siempre con el mismo requisito: la calidad. Y el mismo objetivo: el público. En este último sentido, es hasta cierto punto habitual encontrarse con los grupos que ensayan en los Dante tanto en los escenarios de los centros cívicos como en otras tablas ya sean de Vitoria, Álava o incluso fuera. Sin embargo, López sí señala que les vendría "genial" tener un asesoramiento a la hora de cómo distribuir cada obra. "Vamos un poco a lo loco y hay todo un trabajo en ese sentido que no realizas por la sencilla razón de que no puedes, no tienes tiempo. Además, estamos un poco en el limbo de lo amateur o lo semiprofesional, es decir, hay un montón de puertas que no se te abren porque no eres una compañía profesional. Tienes dudas y no sabes a veces cómo acertar", describe.

Son detalles a estudiar de cara a un futuro que para los Dante, en lo que respecta al nuevo curso, ya es presente. La actividad ha vuelto a comenzar entre sus paredes si es que alguna vez se detiene.