EL estreno el jueves por la noche de Euskal Herriko nonbait, documental dirigido por Gontzal Fontaneda, en el cine de Oion fue seguido por una sala abarrotada de público de todas las edades que siguió con respeto e interés las sucesivas intervenciones sobre el devenir del euskera en esta localidad.

Gontzal Fontaneda estuvo presente, así como buena parte de las personas que aparecen en el documental, algunas de las cuales recibieron el agradecimiento de los oioneses, en forma de flores y placas conmemorativas, aunque Fontaneda proclamó que "el verdadero mérito es de la gente. El mérito de la presencia del euskera en Oion está ahí" dijo señalando al patio de butacas.

La proyección fue seguida con verdadero interés por las personas que habían acudido, entre ellos uno de los creadores de la ikastola, que fue el encargado de entregar a Fontaneda una placa de metacrilato en nombre de la institución educativa. "Lo que se siente es una emoción tremenda", comentaba al término de la proyección. "La pena es que hay mucha gente que se ha quedado en el camino", señalaba con evidente emoción, "pero da gusto ver ahora a la gente joven, cómo hablan euskera. Nosotros parloteamos algunas palabras, pero nuestros hijos lo hablan y los nietos serán los encargados de sacarlo a la calle". Mirando hacia atrás en el tiempo comentaba que "hace quince años esto era impensable y decíamos que algún día se hablaría. Lo que hay que hacer ahora es sacarlo ya a la calle, porque hablarlo ya lo hablan la gente joven".

Un grupo de críos que había permanecido viendo el documental, porque en él aparecían ellos, se reían nerviosos, con algo de "vergüenza, porque nos ha visto la gente", pero se sentían "muy orgullosos de saber hablar el euskera". Con mucho desparpajo señalaban que no pasarán 30 años para que el euskera sea la lengua de la calle, "porque está mejorando mucho".

Gente mayor, como Mari Carmen Aracama, salía encantada de la proyección del documental, que calificaban de "precioso" y reconocía haberse emocionado y hasta de haber soltado alguna lágrima. "Yo soy de San Sebastián, pero tengo un pisito en Oion y vengo muchas temporadas" y contaba orgullosa que su hijo habla "euskera, italiano e inglés".

En la puerta del cine, recién salidas de la sala, unas jóvenes contaban que "en Oion el euskera va cogiendo más fuerza y confiamos que dentro de unos años sea más general, tanto entre los jóvenes como los que no lo son". Paula, Laila, Nerea y Alba contaban que el euskera tardará en estar implantado a nivel de calle. "Yo creo que dentro de veinte años hablaremos todos euskera. Bueno, todos no, porque viene mucha gente de afuera, pero los de aquí, sí".

Estas jóvenes, como el resto de la población residente en Oion, podrían estar muy influenciadas por la cercanía de Logroño, pero "no nos influye nada a la hora de aprender nuestra cultura. Hemos aprendido sin problemas", y una de ellas resumía la riqueza de sus vivencias: "mi madre es de Bergara, de Gipuzkoa, y me ha hablado siempre en euskera. Mi padre es de Galicia y siempre me ha hablado en gallego, por eso me gusta mi cultura y mi idioma y respeto la de los demás".