LA 1 de TVE ha programado para las tardes de los días laborables un espacio de difícil clasificación y que supone una novedad en las parrillas de programación por su contenido, su dinámica y la presencia de una presentadora que cabalga con suma habilidad entre el populismo, la gracia meridional y el show de media tarde. Entre todos, que así se llama el programa, combina con extrema habilidad la misericordia, la solidaridad, el emprendimiento y las situaciones límites de familias atrapadas por la crisis en lo más hondo de la carestía y complicaciones familiares, sobre todo con las difíciles vidas de hijos e hijas de poca edad, que asisten asustados y silenciosos a los avatares de sus progenitores que buscan ayuda para salir del pozo. La presentadora, espontánea y vivaracha se maneja por el plató como pedro por su casa e interacciona con el público al grito agitador de qué tengo y el personal le responde una llamada; una llamada para ayudar económicamente a la persona o personas que se ofrecen llorosas a conversar con las caritativas almas que prestan su colaboración pecuniara desinteresada. Así pasa la tarde, entre lloros, gemidos y frases entrecortadas que afecta a todo quisque, desde Toñi Moreno que destroza el maquillaje, hasta los protagonistas, el público en general y como no, el apuntador. El programa tiene un evidente sentido social de solidaridad, no exento de reality de los protagonistas de casa caso de emprendedor a solucionar con llamadas que suman euros hasta la necesaria cifra que permitirá sacar adelante el sueño propuesto. A moco tendido el personal asiste al desfile de casos que la andaluza presentadora maneja con habilidad de telepredicadora. Sustitutivo del culebrón o el infame Sálvame, el programa puede ser apuesta de programación de emisora pública de televisión.
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