los ángeles. En los 80, Michael Jackson era un cantante. Pero eso pasó pronto a un segundo plano y se convirtió en lo que es todavía hoy, cuatro años después de su muerte: una marca. Durante los últimos meses, su familia y la promotora de sus conciertos, AEG Live, se han enfrentado en los tribunales para esclarecer la responsabilidad sobre su fallecimiento. Y también por una millonaria indemnización.
La noche del miércoles un jurado de Los Ángeles dio su sentencia: la organizadora de conciertos no es responsable de la muerte del rey del pop. La última gira del artista, con 50 conciertos programados y vendidos, debía comenzar pocos días después del fatal desenlace. Jackson necesitaba dinero y éxito y el mercado le necesitaba a él. Por eso AEG Live había contratado a un médico personal, al que pagaba 150.000 dólares al mes para que se ocupase a tiempo completo del artista. Pero en lugar de medir con cuidado el tratamiento que proporcionaba al artista, el doctor Conrad Murray le inyectó Propofol para dormir, un anestésico que se utiliza para las operaciones. Y cuando el cuerpo de Jackson colapsó, en lugar de intentar salvarle la vida, miró primero por sus intereses. El rey del pop murió y Murray, que fue condenado por negligencia a dos años de cárcel, quedará libre este mes.
Para la familia Jackson había un corresponsable claro en la muerte de la estrella: AEG Live, que puso a Murray para que mantuviera a Jackson sano al precio que fuera. La promotora contrató a un médico incompetente sólo para que el cantante estuviera listo para los conciertos, sin importarle las consecuencias, aseguraban. La pérdida de ingresos por la muerte de Jackson se eleva hasta los 1.500 millones de dólares (1.101 millones de euros), según los cálculos de los abogados de la familia. Para cada uno de los tres hijos del cantante reclamaban 85 millones de dólares, más otros 35 para su madre, Katherine. Pero para lograrlos deberían haber demostrado que AEG contrató a Murray aunque no lo consideraba idóneo para el puesto. Los 12 integrantes del jurado deliberaron cuatro días antes de declarar "no culpable" a AEG Live. "Tuvimos la impresión de que era competente", afirmó uno de los miembros del jurado a Los Angeles Times. "Eso no quiere decir que creamos que fue ético", agregó. "Si la ética hubiese sido el tema, posiblemente la conclusión hubiese sido diferente. En última instancia, fue muy poco ético. Hizo algo que no debería haber hecho". Pero AEG no podía saber eso y empleó al médico de buena fe, determinó el jurado. La madre del artista siguió la lectura de la sentencia inmóvil y desapareció enseguida. AEG, por su parte, se sintió aliviada. "Perdimos a uno de los grandes genios del mundo de la música", dijo el presidente de la compañía, Randy Phillips, a LA Times. "Pero estoy aliviado y muy agradecido de que los miembros del jurado dejaran claro que ni yo ni nadie de AEG tuvo algo que ver con la muerte de Michael", añadió.