ARRUGAS, de Paco Roca; Pyongang, de Guy Delisle; Habibi, de Craig Thompson; María y yo, de Miguel Gallardo... y así hasta 400 títulos, con los que la editorial Astiberri ha renovado en una docena de años el panorama del cómic español con su apuesta decidida por la novela gráfica.
La icónica imagen del adolescente Antoine Doinel mirando al horizonte en Los 400 golpes de Truffaut, convertida en ilustración para la ocasión, es la inspiración de la portada de un cuadernillo donde la editorial vasca ha invitado a algunos escritores, libreros dibujantes y críticos a explicar cuál es su Astiberri favorito, porque este nombre se ha convertido ya en un género en sí mismo.
El editor Fernando Tarancón afirmó con orgullo durante una entrevista: "Un librero nos explicaba que una chica entró a su tienda y le pidió un cómic tipo Astiberri, como si fuera un estilo, una forma de hacer, como ocurría con Anagrama hace unos años".
"Somos de Bilbao y podemos exagerar", bromeó sobre el éxito de la editorial que ha logrado aglutinar un catálogo de reconocidos autores nacionales e internacionales, algo que Tarancón, periodista de formación y librero vocacional, no imaginó cuando en 2001 montó la editorial junto a Javier Zalbidegoitia y Laureano Domínguez.
"La idea de crear Astiberri fue fruto, a partes iguales, del atrevimiento y la ignorancia. Seguíamos el mercado internacional y veíamos que había un tipo de obras que no se publicaban aquí. Sin saber cómo funcionaba eso de las editoriales nos lanzamos. Por suerte, aprendimos con rapidez", recordó.
Desde aquel inicio -con Mis circunstancias, de Lewis Trondheim- el sector ha cambiado mucho. A finales de los noventa, el cómic español era un desierto. Apenas había donde publicar y revistas clave como El Víbora -cerrada en 2005- daba sus últimos estertores.
"España se apuntó tarde, pero al final se ha sumado al fenómeno de la novela gráfica que ha hecho que los autores puedan trabajar con libertad, pensando más en lo que quieren contar que en cómo contarlo para canalizarlo por los cauces clásicos, sin tope de páginas", incidió.
También se ha producido, añadió un cambio de mentalidad en torno al cómic. "Está más en los medios, se ha creado un Premio Nacional, está mejor posicionado en librerías, no sólo en tiendas especializadas sino en grandes cadenas, obras mejor reseñadas, más fáciles de conseguir", argumentó Tarancón.
"Unas publicaciones tienen más éxito, otras menos. El objetivo es no defraudar. Hay veces que nos han llegado obras muy chulas que no encajaban en Astiberri y sugerimos al autor que fuera a otra casa. Al final quieras que no se es un poco esclavo de tu línea editorial", afirmó. Esa selección mantiene, eso sí, un equilibrio entre locales como Alfonso Zapico, David Sánchez o José Domingo y foráneos, entre los que se encuentran nombres como Jeff Smith, Frederik Peeters o Darwyn Cooke. "Con los años hemos logrado que los españoles confíen en nosotros porque son conscientes de que en cada uno de nuestros títulos nos estamos jugando la vida", comentó el editor. Tampoco hacen distinciones por sexos. "No publicamos por género o nacionalidad, sino porque sean buenos. Entre las chicas está Lola Lorente, Raquel Alzate o Simone Lia, no hay cupo. Si un medio de aquí pregunta cuántos autores vascos tenemos les digo: 'pues no los hemos contado'. Contados, contados, los noruegos, porque tenemos uno. Esa pregunta es más fácil".