madrid. El polémico diseñador Karl Lagerfeld es famoso por su colaboración con la firma Chanel y pasará a los anales de la moda por algo más que por sus geniales diseños: también debido a su peculiar forma de concebir la vida y el sector. Sus mejores aforismos se reúnen ahora en un nuevo libro, El mundo según Karl. Este alemán de edad incierta (dice "no recordar" cuando su madre le trajo al mundo) deja frases peculiares en cada una de sus entrevistas. "Mi vida consiste en olvidar lo que hago", explica el artista en El mundo según Karl (Lunwerg), una especie de biblia propia en la que se recogen frases de Lagerfeld sobre el lujo, la fama y la moda, entre otros. Su concepción de la vida laboral se aleja de la normalidad, como lo hacen todas sus aseveraciones; a Lagerfeld no le interesa "ser normal", puesto que su marca no la construyen solo la calidad de sus diseños, sino también esa personalidad arrolladora e incierta que no se sabe si pertenece al propio diseñador o es solo una falsa construcción para hacer cash.
Detrás de sus gafas, que son su "burka", se esconde la verdadera persona, esa a la que le obsesionan los libros, la fotografía y la moda. "Actúo las 24 horas del día, toda mi vida es una pantomima", asegura el alemán en el libro.
La obra, escrita por Jean-Christophe y Sandrine Destournelles, refleja la "ambigüedad y la insatisfacción" del diseñador de una manera más íntima que otros libros sobre el artista. Lagerfeld solo bebe Coca-cola y es un perfeccionista, aunque otras manías completan el retrato de este diseñador, estiloso en su forma de llevar guantes, broches, corbatas y trajes de cuadros, mordaz y controvertido. Por ejemplo, siempre compra tres libros: uno para leer, otro para recortar y un tercero para guardar en su enorme biblioteca.
La soledad no le asusta, al contrario, le gratifica: "nunca me siento solo, la soledad es un lujo", dice. Lo políticamente incorrecto es su debilidad y la provocación la ley con la que rige su vida: "siempre hago lo que se supone que no debería hacerse". La cháchara erudita le provoca rechazo y sus diseños defienden el arte por el arte y la belleza de lo efímero. "El objetivo de la moda es que la gente se sienta bien, no se trata de expresar el sufrimiento y la desdicha con tafetanes".