De la crisis no se salvan ni los que convierten billetes de diez euros en cincuenta y, sin embargo, este año han venido a Vitoria más magos que nunca. Casi 400 se reunieron ayer en el Europa para intercambiar trucos y descubrir nuevos efectos. A puerta cerrada, por supuesto. Lo que ocurre dentro del Palacio se queda en el Palacio, dicen en unas cuantas lenguas. El grueso de artistas viene de España, pero en esta edición los hay que han volado desde Francia, Alemania e Italia. Son profesionales con unas tremendas ganas de aprender, obsesionados con el más difícil todavía, que buscan la inspiración entre ellos y en los más grandes, dispuestos a comerse la crema y nata de Magialdia para algún día estar entre los top del gremio o para afianzarse en la cima. "Con la situación económica que estamos viviendo, para nada nos imagínabamos esta respuesta tan extraordinaria. Hemos mantenido el tirón y hasta vamos a superar la afluencia de las ediciones pasadas. ¡Estamos muy contentos!", confesaba el director del festival, José Ángel Suárez, en un descanso.
El ilusionista Alberto de Figueiredo estrenó el congreso con una conferencia práctica de quitarse el sombrero. Dicen los que le conocen que es una barra libre de magia e imaginación, propietario de una técnica súper depurada, capaz de crear unos números modernos y espectaculares. "Sí, sí, sin lugar a dudas es uno de los profesionales más creativos que tenemos, y ha aprovechado que ha publicado ahora un libro para enseñarnos los efectos. Un lujo", explicaba Suárez. Los congregados tomaron nota, vaya si lo hicieron. Por la mañana primero, y nuevamente por la tarde, con la clase magistral de Paul Wilson. No hay muchos magos más prestigiosos que él en el Reino Unido. Su especialidad son las trampas de tahúres. Y la televisión le quiere. Es uno de los protagonistas del programa Los Timadores en el canal Energy, en el que junto con dos compañeros descubre estafas, fraudes y timos.
Cientos de vitorianos pudieron verle por la noche en directo, cuando el Palacio Europa quitó la llave y abrió sus puertas al espectáculo. El edificio se llenó para presenciar una gala de magia de cerca con algunas de las más grandes figuras del sector. Además de Paul Wilson, subieron al escenario otros cuatro artistas geniales. Con el alemán Patrick Lehnen el escepticismo serio cedió y dejó paso a la carcajada, en una función de cartomagia digna de su segundo premio en el Congreso Mundial de Blackpool 2012. El suizo Pierric, lo mismo mago que mimo que cineasta que actor, presentó su número galardonado en el último Congreso Mundial de la Federación Internacional de Sociedades Mágicas. David Stone, francés, demostró por qué es considerado un referente en la magia de monedas. Y el español Javi Benítez directamente se salió, dejando a los espectadores patidifusos. "A este sevillano no lo conoce casi nadie, pero es impresionante", clamaba el director del festival. La gira que le llevó hace meses a China ha sido éxito total y ahora le están esperando en Finlandia y Rusia con los brazos abiertos.
Magialdia entra hoy en su recta final y lo hace por la puerta grande del Principal. Ayer más del 90% de las entradas ya habían sido vendidas. La ciudad parece estar ansiosa por asistir a la Gala Internacional de Magia de Escena, un show a lo grande con función a las seis de la tarde y a las nueve de la noche donde lo imposible resulta no serlo. El repertorio de ilusionistas derrocha lujo. Son cinco los artistas contratados. Matt Hennem, uno de los malabaristas con más talento del Reino Unido, capaz de dar vida a una bola de cristal; Jean Philippe Loupi, un cómico con gran experiencia reconocido internacionalmente en el pasado Congreso de Black Pool; Vlad Kryogonov, un ucraniano capaz de hacer magia con los pies; Dion, holandés que combina efectos milagrosos, teatro y danza; Phill Keller, un galo especializado en las grandes ilusiones; y Lukas Lee, el coreano que por primera vez pisa Europa.
Más modesta, pero importante por su finalidad, es la gala Afades-Día Mundial del Alzheimer, que tendrá lugar a mediodía en el centro comercial Dendaraba con Christian Miró. Mañana, además, el Europa volverá a acoger su espectáculo de magia de cerca y por la noche la Plaza Nueva celebrará la clausura del festival. La última ración de ilusionismo.