otro paso adelante más en su interesante carrera. Eso es AM (Domino.Pias), el quinto disco de Arctic Monkeys, líderes del rock indie británico en la última década junto a Franz Ferdinand. El álbum, sin dejar de mostrar las mejores cualidades del cuarteto, su vigor y fuerza juvenil, abre una nueva puerta a sonidos relacionados con la música negra y los sonidos urbanos. "Queríamos regresar con un ritmo nuevo", según indicó su líder, Alex Turner.

A Arctic Monkeys le ha sonreído el éxito desde su debut, el atractivo desde su propio título Whatever people say I am, that's what I'm not (2005). Fue el debut más rápido en ventas de cualquier banda británica en la historia, incluidos Beatles. Hasta ellos mismos se sorprendieron, ya que se habían mostrado reacios a firmar con una discográfica, su web la habían creado sus fans y sus canciones se foguearon con gran éxito en MySpace antes de ser editadas, abriendo nuevas formas gratuitas de promoción.

En definitiva, todo un número 1 sin operación de marketing alguna, gracias a internet. Y, sobre todo, a canciones irrefutables como I bet you look good on the dancefloor o Dancing shoes, a las que siguieron en su segundo CD, Favourite worst nightmare (2007), Fluorescent adolescent o Brianstorm. Aquel cuarteto con acné, que nos pareció sobrevalorado, dio el primer golpe de timón con su tercer CD, Humbug, grabado junto a Josh Homme, líder de Queens of the Stone Age, que añadió fiereza desértica y densidad stoner rock, además de ciertos efluvios psicodélicos. El nuevo viraje fue Suck it and see, en el que se abrieron al pop y a las melodías claras. Los de Sheffield abren ahora una nueva puerta con su quinto disco, AM. No sabemos si se refiere al periodo previo al mediodía, a una frecuencia radiofónica o un guiño a los Velvet de VU. Grabado entre Los Ángeles y el desierto californiano, cuenta con colaboraciones de Josh Homme; Pete Thomas, miembro los Attractions de Elvis Costello; y Bill Ryder-Jones, ex guitarrista de The Coral, y fue producido por el habitual James Ford (mitad de Simian Mobile Disco).

"Queríamos regresar con un nuevo ritmo", recalcó Turner de esta nueva docena de canciones, de las que destaca su sonido. "Tchad Blake lo mezcló y parece que suene como si tu cabeza golpeara contra un campo de fuerza de ciencia-ficción", apostilla. El nuevo "aire" que respira AM se advirtió desde el arranque de la composición -"paso noches enteras luchando con un puzzle en mi cabeza mientras tiro dardos contra una diana que tengo en el jardín trasero"-, ya que el grupo se abrió al uso de ordenadores, teclados y cajas de ritmo.

¿A qué suena AM? A Arctic Monkeys, claro. Sobre todo en las canciones más urgentes, vitaminadas e inmediatas, como Arabella, en la que sacan a pasear la electricidad imberbe y rabiosa de antaño, con guitarrazos y un solo de rock blues pesado a lo Jack White que redondea un gran estribillo; o un I want it all de aliento glam. También suena clásico su guiño a la Velvet más delicada en Mad sounds, con unos coros -"uh la la la?"- muy pop.

Aires soul y r&b La novedad viene marcada por su pasión por las músicas negras de Dr. Dre, Outkast o Aaliyah y el rock de los 70, tipo Black Sabbath, "que oímos a un volumen brutal en el camerino cuando estamos de gira", afirma Turner. Y se aprecia tanto en baladas como Nº 1 party anthem y I wanna be yours, como en las piezas más eléctricas -caso de Do I wanna know y R U mine?, ambas con profusión de falsetes- o en One for the road, casi disco -como Knee socks- y con influencias hip hop evidentes. Veremos qué hay tras esta nueva puerta abierta por el grupo de Turner, cuya voz cada vez suena más madura y poderosa, a la vez que sus letras siguen rendidas ante el amor/desamor: "He estado pensando si tu corazón sigue abierto/y si es así quiero saber a qué hora cierra"; "ese lugar en el baúl de los recuerdos que te gustaba parece el mismo, pero algo ha cambiado en él"; o ese postrero "quiero ser tuyo" reiterativo al final del CD.