Hace unos días escuché una interesante entrevista en La Sexta con Iñaki López y Pedro Ruiz, en la que el sarcástico humorista, periodista, presentador, muchos papeles en tres para cosa buena, ponía a parir el invento televisivo y la troupe de personajes, personajillos que lo acompañan. La frase lapidaria de "la tele es un negocio de mangantes para paletos" expresa con meridiana claridad el pensamiento duro de quien nunca acabó de triunfar plenamente en la pequeña pantalla y ahora se muestra desencantado con los dos polos del sistema: emisoras y audiencias.
Se apunta el inefable Pedro Ruiz al carro de los vencidos por la avasalladora potencia televisual, capaz de triturar lo que se ponga por delante con tal de hacer números de audiencia y de caja, que de eso se trata en esta poderosa industria audiovisual que necesita grandes inversiones y en consecuencia solicita pingues beneficios para los accionistas y los demás teóricos rollos son cuentos bereberes.
Lo de televisión cultural y educativa para las públicas bramaban los adalides depredadores del mal dicho mercado libre de la tele, que hoy en el Estado español se resuelve en una pugna de dos colosos que se reparten ricamente el pastel. Y para que los negocios marchen se necesitan legiones de paletos que se pongan frente al televisor para tragar infumables programas donde se desnuda el cuerpo y lo que es peor, el alma. Y frente a esta visión punto pesimista tenemos la alegre y combativa visión de los chicos/as de Sálvame que encarnan la tele entregada, cutre y desgraciada de la cadena de realitys que trituran personas y personajes a velocidad de vértigo con tal de alcanzar objetivos de clientela y publicidad. Dos formas de entender la tele que nos acompañan en nuestros días para felicidad de los defensores del entretenimiento amarillo para hambrientas masas de la aldea global.