madrid. Una boda que coincide con la final del Mundial de Fútbol de Sudáfrica le sirve de trasfondo a Daniel Sánchez Arévalo para hablar de nuevo de las relaciones familiares, porque "la familia es nuestro microcosmos, donde sentimos las emociones de manera más fuerte, para lo bueno y para lo malo".

El director madrileño, de raíces cántabras, confiesa en una entrevista con Efe que en La Gran Familia Española, que se estrena el 13 de septiembre en salas, no ha arriesgado mucho, porque su meta era perfeccionarse. "He cogido cosas que me funcionaron en Azuloscurocasinegro, Gordos y Primos y he querido llevarme todo eso, en forma y fondo, a otros personajes y otra historia para mejorar. Mi obsesión es ser cada vez mejor artesano", dijo el ganador de un Goya al mejor director novel por su primera película. "Este es mi cuarto largo, y espero tener una carrera larga, estoy empezando realmente", añadió. Y esas cosas que le funcionan son, sobre todo, hablar de lo íntimo, mediante una hábil mezcla de comedia y drama. "Sólo me siento legitimado para hablar de las cosas que me resultan cercanas: la familia, las relaciones padre-hijo y entre hermanos, el amor, encontrar tu sitio en el mundo y aprender a aceptar las limitaciones de forma positiva", explicó.

En La Gran Familia Española, que acaba de ser preseleccionada por la Academia de Cine para representar a España en los Oscar, el director ha vuelto a rodearse de sus actores habituales, como Quim Gutiérrez, Antonio de la Torre o Roberto Álamo, y ha incorporado nuevos fichajes como Verónica Echegui. Para Gutiérrez, que ganó el Goya al mejor actor revelación por Azuloscurocasinegro, esta nueva película "habla de asumir riesgos, y el sitio más complicado para hacerlo es en familia, pero también es el mejor, porque, aunque en ella radica el origen de los conflictos psicológicos, también es donde hay un amor incondicional".

Rodada en la sierra de Madrid, La Gran Familia Española cuenta la historia de una familia de cinco hermanos cuyos secretos y disensiones afloran el día de la boda del pequeño, que acaba de cumplir 18 años (Patrick Criado).

Sánchez Arévalo, que con Primos recaudó hace dos años 3,5 millones de euros, es consciente del momento complicado para el cine español. "Hay un rechazo en general a entrar al cine y, si es española más, pero creo que en tiempos de crisis es momento de arriesgar y no tener miedos ni complejos", defiende, como el personaje de Patrick, el hermano pequeño, que representa a esa generación "sin complejos".