gasteiz. Desde su más tierna infancia Ainhoa Santamaría acogía una vocación que fue liberando con clases de ballet, canto y pequeñas incursiones en el teatro de instituto. Tras comenzar Historia del Arte vio claro que lo suyo eran las tablas y se lanzó a una prueba imposible en la RESAD (Real Escuela Superior de Arte Dramático) con setecientos aspirantes para treinta plazas. Duros inicios que hoy ya fructifican rellenando su agenda de trabajo en teatro y televisión.

Hasta ahora Ainhoa Santamaría ha trabajado en teatro y televisión. ¿Por qué medio se decanta?

Me muevo mejor en el lenguaje teatral que en el audiovisual.

Usted ya es una cara conocida, aunque imagino que cuesta labrarse un camino en el medio.

La televisión tiene una peculiaridad y es que funciona a lo que das. Las caracterizaciones no son tan comunes como en teatro y, en la mayoría de las ocasiones, tienes que dar el perfil del papel que se ofrece. Yo, por ejemplo, tengo una cara de guiri que me muero y me va a costar encontrar trabajo (risas).

Esto puede ser un defecto o una virtud aunque entiendo que ni los profesionales más prestigiosos tienen el trabajo asegurado a medio plazo.

Claro, en mi caso he tenido momentos de parones abrumadores y de tener que trabajar en otras cosas. Aunque también ha habido otros momentos en los que das con la tecla y no paras de trabajar.

Desde fuera, da la sensación de que su participación en la serie 'Isabel' ha sido un punto de inflexión en su carrera.

En realidad lo fue la nominación en los premios de la Unión de Actores por Todos eran mis hijos. No gané pero me abrió muchas puertas, sobre todo para hacer pruebas, no es que me dieran directamente los papeles. Se trataba de una pieza de Claudio Tolcachir, con la que estuvimos en Vitoria, en la que actuaban Carlos Hipólito, Gloria Muñoz, Fran Perea, Manuela Velasco y Jorge Bosch.

En todo caso, 'Isabel' le ha supuesto un buen impulso profesional.

Con Isabel tuve suerte porque buscaban gente de teatro por tratarse de un castellano, digamos, antiguo, algo más elaborado.

Para todos aquéllos que sigan la serie, ¿en qué punto se hallan las grabaciones?

La última semana de septiembre empezamos a grabar la tercera temporada y se terminará para mediados de febrero. La segunda, que ya está grabada, comenzará a emitirse en septiembre.

Además de en los estudios, cuando graban exteriores habrá conocido usted buena parte de España.

Se ha reducido bastante la grabación en exteriores porque sale muy caro. Se graba fundamentalmente en los platós del Álamo. Son los platós que se usaron en Los otros, la película de Amenábar. Exteriores se graban mucho en Castilla-La Mancha.

Pero ahí está, cómo no, el teatro, donde ahora sigue desarrollando la obra 'Feelgood', algo que tal vez no tenga tanta repercusión como el trabajo televisivo pero que parece que está obteniendo una importante repercusión y un destacado desarrollo.

Vimos que se iba a presentar una crisis gorda, gorda y decidimos montar un proyecto entre nosotros, a ver qué tal. De esto hace un par de años. Empezamos a leer textos, como en España no nos convencía nada, empezamos a leer extranjeros. Al final dimos con Allister Beaton, el autor de Feelgood, que es una obra sobre un gabinete político y cómo se elaboran los discursos. Entra en juego una periodista que descubre una trama... Pero no puedo contar más.

¿Ha dicho "entre nosotros"?

Feelgood somos el equipo de Todos eran mis hijos. Nos juntamos Fran Perea, Manuela Velasco, Jorge Bosch, Alberto Castrillo y Amanda Recacha que es la ayudante de dirección.

Por lo que cuenta tiene un aire conspirativo muy acorde a los tiempos que corren.

Es bastante conspirativa sí pero, a la vez, es muy muy divertida. Lo bueno que tiene es que hace que te rías del mundo en el que vivimos. Es una sátira política bastante aguda. También toca el tema de la transgenia con el fin de establecer paralelismos y poder incidir más en ciertos temas.

Han preferido mantener una perspectiva realista sin perder el punto cómico antes que dejarse llevar por la pura ficción, entiendo.

Ha venido gente de prensa que escribe los discursos a los políticos y nos han dicho que es muy fiel. Salvo algún tema que está bastante sacado de madre para darle forma de comedia...

¿El universo interpretativo vive también las estrecheces económicas contemporáneas?

No es tan fácil como pueda parecer desde fuera. Una productora, Producciones Off, nos lleva todo pero nos hemos organizado en régimen de cooperativa para gestionar nosotros mismos nuestra obra. Además, en los teatros privados puedes jugar más con las ofertas. El 21% de IVA sobre el teatro, que ha supuesto un palo para la profesión, lo asumimos nosotros para que la entrada salga más asequible. Cuando empezaba a hacer teatro no pedían tanto cabeza de cartel porque la gente iba al teatro. Ahora te piden más que esté Manuela Velasco o alguien que venda.

¿Y cómo les está yendo?

La hemos estado representando en el Matadero de Madrid y la verdad es que se han portado muy bien pero hemos tenido que hacer varias labores. Nos tocaba cerrar las puertas a nosotros, si no, como hay exposiciones y cosas así, pues igual te aparecía un tío despistado que entraba en medio de la función diciendo "¿qué es esto?" (risas). Aunque el resultado ha sido positivo.

¿Y ahora?

Ahora trataremos de mover la obra. Fuimos a Avilés, luego Murcia... Creo que vendremos a Vitoria con Feelgood. Tengo muchas ganas, la verdad.

Me imagino que no es fácil llevar a cabo una gira.

Intentamos ir a ayuntamientos y teatros donde sabemos que pagan, por eso se han hundido muchas compañías teatrales. Hay teatros que sabemos que no pagan desde hace años.

Tras habérselo trabajado como antes comentaba, no se puede quejar de cómo le va.

Ahora Feelgood e Isabel y, si sale más, bienvenido sea. Este año pinta bien, así como otros años no veía la cosa tan clara. El primer año de Isabel, por ejemplo, se guardó la serie durante un año en un cajón. Esto funciona por los presupuestos anuales, computan sólo cuando emites el capítulo, por eso a veces se postergan tanto.

Aún no hemos visto a Ainhoa Santamaría en la gran pantalla.

Me gustaría hacer cine. A ver si con la segunda y tercera de Isabel voy cogiendo un poquito más de nombre y me llaman para hacer algo.

Por último, ¿drama o comedia?

La comedia te pide un plus de energía corporal que el drama no exige. Con comedia se trabaja un poco más el cuerpo, el ritmo... Mientras que en el drama lo suyo es encontrar la relajación para no pegar estos gritos que pegamos los actores. Creo que las mejores interpretaciones te salen cuando estás cansado. La buena comedia tiene mucho que ver con el ritmo del texto.