Venecia. Una película bastante convencional sobre las miserias del sur estadounidense sirve de base para recuperar el lado más oscuro de Nicolas Cage, que en Joe abandona momentáneamente el cine más comercial para retomar un estilo de personajes que le van como un guante. Joe, dirigida por David Gordon Green -responsable de filmes como Snow Angels o Superfumados - recibió ayer algunos aplausos en su proyección en la sección oficial del 70 Festival de cine de Venecia, aunque no deslumbró con su previsible historia.
"He vivido en el sur y siempre me han interesado las historias del sur", explicó en rueda de prensa Green, acompañado por un Cage bastante parco en palabras y que se mostró encantado de participar en el proyecto de un realizador del que aseguró ser fan y con el que quería trabajar "desesperadamente". "Lo hubiera hecho desnudo si me lo hubiera pedido", afirmó el actor, que destacó del director que no tiene miedo "de salir de la zona confortable". Un proyecto "espectacular" que ha sido uno de los "más memorables" de su carrera como actor, que incluye títulos como Arizona Baby, Corazón salvaje o Leaving Las Vegas, por el que ganó el Óscar al mejor actor.
En esta ocasión Cage interpreta a Joe, un hombre que vive en un pueblo cualquier de Estados Unidos, con antecedentes de cárcel y violencia, que vive siguiendo unas reglas muy particulares y que un día se encuentra con un adolescente al que toma bajo su protección.
la violencia familiar Die Frau des Polizisten(La mujer del policía), descolocó ayer en el Festival de Venecia con su visión de la violencia familiar en casi tres horas de metraje divididos en pequeños capítulos, a través de los cuales se cuenta una historia que evoluciona de la felicidad aparente a la tragedia.
La película trata de un problema universal que no afecta solo a Alemania, como explicó en rueda de prensa el director, Philip Gröning, quien explicó que trata sobre la violencia doméstica, pero especialmente "sobre el amor entre la madre y la hija, también un fenómeno universal y que es un aspecto positivo de la historia".
Una relación materno filial que está tratada con gran delicadeza en la película, con muchos de los capítulos que la componen dedicados a contar la vida diaria de la madre y la hija, por ejemplo cómo la pequeña aprende a cantar, un claro ejemplo de "la transferencia del amor".