Madrid. Desorientados, sin proyectos utopizantes o desilusionados son algunos de los calificativos que hoy pueden asumir muchos de los ciudadanos del mundo, algo que para el filósofo y escritor Rafael Argullol se agudiza más en nuestro país, ya que "la sociedad española vive al margen del aprecio por la cultura".

Para Argullol, que publicará a primeros de septiembre su último libro, Maldita perfección. Escritos sobre el sacrificio y la celebración de la belleza, esta situación que estamos viviendo propicia un momento especialmente curioso: "A lo largo de la historia se han vivido situaciones muy difíciles, pero esta es completamente nueva", explicó el pensador catalán.

"Es como si estuviéramos caminando al filo de la navaja -afirmó- y a un lado estuviera la promesa de un renacimiento y al otro, la sospecha de una edad oscura. Ante esto ninguno de nosotros nos atrevemos a hacer un pronóstico de si vamos a caer a un lado o a otro". Para este escritor las ideas hoy han dimitido de proponer proyectos utopizantes y no hay una cultura fuerte del deseo, como en la Ilustración o en el Romanticismo, algo que en la actualidad "solo existe del entretenimiento tonto y la diversión banal".

Declaró ver, además, en la reivindicación del humanismo y de la obra bien hecha, "la única manera de romper este círculo de pesimismo nihilista". En España la situación de decepción se agrava, en opinión de Argullol, porque la sociedad vive completamente al margen de la cultura. "Digamos que aquí se nota mucho algo que se disimuló en el tardofranquismo y en los años 70, 80 y 90", añadió. "Parecía que por fin iba a cambiar -señaló-, pero fue un espejismo y ahora hemos vuelto al síndrome de la herencia".