la novillada con caballos que tuvo interés en los morlacos de procedencia Jandilla viejo y con el sevillano hierro de Manuel Caro Andrade que tuvieron excelente presentación y que estuvieron por encima de los tres aspirantes a matadores de toros, que mucho tendrán que mejorar para alcanzar tal escalafón profesional. La crisis financiera está atacando los fundamentos del negocio taurino y sobran toros en el campo, se caen ferias atacadas por un mal desconocido de falta de tela para gastar y los novilleros torean poco y no cobran nada y los maestros bajan honorarios y se las ven y desean para cobrar lo apalabrado.

Ya lo comentamos la feria pasada cuando conocimos la estructura de la oferta: tres corridas, una novillada y una de caballos. Vitoria-Gasteiz no tenía ni dinero, ni empuje para aguantar semejante oferta, en un territorio con un puñado de aficionados, un par de miles de vitorianos que acuden una vez al año al coso y unos blusas maltratados y echados de la plaza por una política de precios que la entiende quien la parió ante el enfado y estupor generales.

Hay que tener parentesco con quien asó la manteca para programar en una plaza como Txagorritxu Berri una novillada, que ya el año pasado fracasó en respuesta de público y este año ha vuelto a ocurrir idem. Hay que ser tozudo, despilfarrador e ignorante para poner novillos a orillas del Zadorra cuando ni las corridas de toros llenan media plaza, se anuncie el sumsum corda en el cartel de la tarde. Los actuales empresarios tienen que meditar mucho durante el largo invierno y replantearse muchas cosas si quieren poner el nivel de la plaza donde la dejó la eficaz y limpia gestión de Vitauri, ciertamente con dinero público.

Poner a tres chavales, con distinto bagaje, disposición y miedo ante novillos-toros de presencia y poder es ejercicio de apuesta que no lleva a ninguna parte, que no hace ni un espectador o aficionado más, por mucho que alivie las complicadas finanzas de la actual concesionaria. Es una propuesta pasmarote, fantasmal, estúpida que no debe repetirse nunca más; lo reclama el escaso nivel taurino de una plaza venida a menos, el necesario sentido común y una nueva lectura del pliego más sensato, recortado y adecuado a la escasa demanda del espectáculo de Pepe -Hillo por estos festivos lares de Celedón y Virgen Blanca.