dice una máxima vital atribuida al poeta cubano José Martí que al menos una vez en la vida todo el mundo debería plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo. Si cambiamos el objetivo botánico por grabar un disco, el alavés Eduardo Moreno ha sido capaz de hacer las tres cosas... al mismo tiempo. Mientras aguarda a que su mujer dé a luz el que será el primer niño de la pareja -"se llamará Martín, como su abuelo", afirma ilusionado-, este clarinetista de Laguardia acaba de sacar al mercado el disco Entre dos tiempos, en el que junto a otros cinco músicos abraza el cambio histórico entre el clasicismo y el romanticismo. Un proyecto personal largamente ansiado en el que utilizan instrumentos y reproducciones exactas de la época para trasladar "con una perspectiva actual" los resquicios y particularidades de la música del siglo XVIII. "Los instrumentos son muy delicados y en la grabación había que parar cada quince minutos para reafinarlos. Sienten mucho los cambios de temperatura, por ejemplo, y hay que cuidarlos muy bien", explica Eduardo, director de la agrupación musical y la escuela de música de Laguardia, que extrae las melodías de Mozart y Crusell a su clarinete al tiempo que Federico de Madrazo y Francisco Herrero hacen lo propio a sus violines. Lorena Nuñez (viola) y Estíbaliz Oraá (violonchelo) completan la formación junto al reputado organista vitoriano Daniel Oyarzabal (clave).
Entre los seis han dado forma a los ocho temas incluidos en un disco mesmerizante que retrotrae al oyente tres siglos atrás desde sus primeras notas. "Ahora mismo no hay nadie en todo el País Vasco que haga lo mismo que hacemos nosotros, buscando ser fieles a las partituras originales y sonando exactamente como sonaban en su época", afirma un Eduardo plenamente satisfecho con el resultado obtenido: "Creo que damos un salto significativo con este trabajo dentro de nuestro estilo musical. No hay muchos músicos que puedan seguirnos". Eduardo, Federico, Lorena y Estíbaliz acumulan ya un amplio bagaje como agrupación en el cuarteto Léfevre, aunque en esta ocasión han aunado fuerzas con dos nuevos componentes.
"A Francisco no lo conocía pero ha sido un placer trabajar con él. Daniel es de los mejores organistas de España y es un lujo que en Álava contemos con alguien tan grande. Cuando preparas algo con tanto cariño buscas a gente que pueda estar a la altura y, sobre todo, con la que vayas a grabar en un entorno agradable", asume el alma máter de Entre dos tiempos, que desde su hogar en Laguardia ha compaginado la preparación del mismo con un proyecto de cocción lenta germinado hace nada menos que ocho años.
música en laguardia Un libro, en este caso, que lleva años soñando con tener en sus brazos, con permiso de su futuro retoño. Los mismos dedos que durante el día tapaban los agujeros del clarinete tecleaban por la noche las letras que de forma paulatina han dado fruto a lo que será Música en Laguardia: análisis y evolución. Un estudio en el que Eduardo lleva trabajando casi una década y que recopila los sonidos de esta localidad alavesa desde los fueros hasta la actualidad.
"Como músico uno se pasa el día trabajando en proyectos que al fin y al cabo son minoritarios. No puedo luchar con otros estilos que llegan a muchísima gente, aunque tiene que haber de todo. Este tipo de trabajos como el disco o el libro son pequeñas medallitas que, aunque no alcancen mucha repercusión, le hacen a uno sentirse orgulloso", admite Eduardo. A la espera de que Entre dos tiempos esté en los próximos días a disposición del público, los seis artífices de este tránsito por la música del siglo XVIII trasladarán a los escenarios después del verano las notas de Mozart y Crusell salidas de tan preciados -e históricos- instrumentos.