paula Vázquez es una vieja promesa de la presentación de programas en televisión, que a pesar de las múltiples oportunidades, no acaba de adquirir rango y categoría de gran conductota de espacios ligados fundamentalmente a concursos o espacios musicales. Dicharachera, locuaz y descontrolada, irrumpe en los sets televisivos con una energía desbordante que le lleva a tropezarse, trompicarse y chocar contra los esquemas sintácticos, significados de palabras y expresiones coloquiales que destroza y metamorfosea con singular galanura y abundancia. En el ámbito de la expresión no verbal, la gallega es un dechado de rictus, gestos y sonrisas forzadas que convierten su actuación en un modelo de exagerada actuación que recuerda aquellos encantadores muchachos/as que respondían al sugestivo nombre de Viva la gente, engendro norteamericano de la industria del espectáculo con sus dosis de alegría, motivación y adrenalina para transitar por los jodidos meandros de la vida. Como aquellos ingenuos cantantes made in USA, Paula pasa por los programas de El número 1 con una jovial empatía que quiere transmitir en cada plano, siempre sonriente, siempre feliz, siempre dinámica. Cual dulce muñequita linda, la espigada presentadora acompaña, presenta y saluda a los concursantes, alegrándose de sus éxitos y sufriendo con sus fracasos. Esta alborotada comunicadora se ha hecho un hueco en la televisión y funciona con especial estilo en las noches de los viernes en un ejercicio de personalidad arrebatada y atacada por la velocidad del hacer, decir y presentar. A todo marcha y sin casco, Paula atraviesa los platós sin romperlos ni mancharlos; gesticulante, sonriente y feliz hace de su trabajo una oportunidad para sentirse muñequita linda de la actual tele que se limita a entretener sin más ínfulas.