Vitoria. Es hora de empezar la trigésimo séptima edición del Festival de Jazz de Vitoria y para no variar la tradición de los últimos años aunque suponga repetirse en exceso, el certamen arranca en su escenario principal, el viejo Mendizorroza, con gospel. La cita, eso sí, será antes que el resto de jornadas, cuando se celebren las dobles sesiones, así que será a las 20.30 horas cuando el polideportivo se convierta en iglesia, estando las entradas a la venta por 15 euros.

Es indudable que la noche del gospel tiene sus seguidores y que así lo suele demostrar, hasta cierto punto, la taquilla. Tal vez eso responda a los bajos precios que siempre acompañan a este concierto (hay que tener en cuenta que lo normal es que se celebre en lunes y, por lo tanto, es mejor no poner muchos problemas al personal) o a que el resto del año es imposible asistir a una actuación parecida en la capital alavesa. Pero ha llegado el momento de que el certamen gasteiztarra se haga un serio pensamiento de cara al futuro porque recurrir siempre a lo mismo termina por ser peligroso. Es verdad que el encuentro ha intentado en ocasiones anteriores otras fórmulas para abrir su programación en el polideportivo, pero por unas razones u otras, no se ha llegado a concretar nada alternativo.

Así que hoy toca dejarse llevar por los espirituales y por esos sonidos que son la base de la música negra. Y para ello, esta vez visita Gasteiz Los Angeles Crenshaw Gospel Choir, formación nacida en 1985 a la sombra de un instituto de la ciudad californiana cuya fama y repercusión ha ido creciendo con el paso de los años más allá de los cambios generacionales que se han ido produciendo en su seno. Una constante siempre ha sido, eso sí, la figura de su directora, Iris Stevenson.

Esta profesora de música llegó a principios de los años 80 a la high school que da nombre al grupo (lo que vendría a ser un instituto aquí aunque con tanta reforma educativa esta categoría sea un tanto difusa) con la intención de convertir su asignatura en algo más que una clase superflua sin ningún peso en la verdadera formación de los estudiantes. Así que comenzó una labor complicada con menos de 15 estudiantes en cuyo desarrollo se le ocurrió dar vida a una agrupación coral que fue sumando integrantes poco a poco.

A partir de ahí, el grupo fue tomando relevancia hasta protagonizar un hecho que le dio gran fama dentro de Estados Unidos. En un juicio por el despido de cientos de profesores tras unos recortes en los presupuestos públicos de Educación de California hace más de dos décadas, Stevenson se presentó en el tribunal con sus jóvenes alumnos y los puso a cantar en medio de la sala. Aquella acción convirtió a la directora en una heroína de la cultura y la formación, una figura que no pasó inadvertida para Hollywood unos años después.

Los productores de Sister act andaban buscando un guión para realizar una segunda parte de la película protagonizada por Whoopi Goldberg y la historia de Stevenson les vino ni que pintada. Es más, contaron con la directora como asesora para la realización de De vuelta al convento en 1993, un trabajo que le tuvo pegada a la actriz durante varios meses. De esta forma, tanto su fama como la del coro traspasó las fronteras norteamericanas, algo que le ha llevado durante este tiempo a girar por medio mundo.

La agrupación, como es lógico, se nutre de jóvenes intérpretes que van dándose el relevo según van realizando sus estudios. Aún así, los fundamentos del grupo siguen inalterables y con ellos acuden esta noche a la capital alavesa para transportar al público por canciones que, en varios casos, son de sobra conocidas. La frescura de la juventud y el valor de la tradición se dan así la mano en este camino en el que la presencia de Stevenson sigue marcando la dirección a seguir ahora y en el futuro.

Es cierto que en las últimas décadas, el gospel en Estados Unidos ha tomado una dimensión turística que molesta a muchos. Pero más allá de la utilización económica del género, el canto a Dios, que al fin y al cabo es su esencia, sigue más que vivo dentro y fuera de las iglesias norteamericanas, siendo también cantera de no pocos cantantes que luego han triunfado en el R&B, el pop, el funk, el rock...