gasteiz. La cita hoy es en Eibar, donde los casi 80 componentes de la Joven Orquesta de Euskal Herria (EGO) comienzan su concentración anual de verano para preparar los conciertos que marcarán su gira estival, una serie de cuatro conciertos que darán su primer paso el próximo día 21 sobre el escenario del Principal a las 20.30 horas (todavía quedan entradas a la venta por 9 euros) para después seguir camino de manera consecutiva por Bilbao (día 22), Donostia (23) y Hondarribia (24).

Llega, por tanto, el momento de interrumpir las vacaciones para trabajar con la obertura de Der Freischütz, de Weber, y la Sinfonía Nº 5 Op. 64 de Tchaikovsky, pero también para compartir una experiencia única y fundamental en el camino hacia la profesionalización de los jóvenes intérpretes, un proyecto que la agrupación lleva desarrollando ya 16 años, aunque el mañana más inmediato se presenta, cuando menos, peligroso.

"No es que esté en riesgo el futuro de la EGO, es que lo está el de la cultura", aseguró ayer el director de la formación, Juan José Ocón, en la presentación de estas actuaciones estivales, un acto en el que no quiso desaprovechar la ocasión para llamar la atención sobre los complicados momentos actuales. "Hemos dejado de recortar carne, es que estamos recortando en hueso", describió de manera gráfica, al tiempo que puso diferentes ejemplos de esos ajustes, como el hecho de haber reducido el tiempo de la concentración o tener que actuar, en el caso de Donostia, en el Victoria Eugenia y no en el Kursaal "porque es muy caro".

"Seguimos intentando luchar pero cada vez cuesta más. Alguien se debería dar cuenta de qué significa este proyecto y cómo en nuestros conciertos los teatros se llenan y no sólo con público que tiene el pelo blanco", comentó un Ocón que además quiso hacer un rápido repaso a algunos nombres de antiguos miembros de la EGO que ahora trabajan en importantes orquestas europeas, como es el caso del alavés Ander Perrino, hoy miembro de la Filarmónica de Berlín.

Por su parte, el viceconsejero de Cultura, Joxean Muñoz, que también estuvo en la presentación, quiso remarcar que para el Gobierno Vasco el proyecto de la EGO es fundamental y que el apoyo del Ejecutivo está garantizado, para añadir a continuación que, por un lado, hay que tener en cuenta la situación económica general que obliga a los ajustes y, por otro, que hay otras entidades que también forman parte del patronato de la agrupación y que no están pudiendo cumplir con sus compromisos con ésta.

Cabe recordar, de todas formas, que en sus 16 años de historia, por la EGO han pasado unos 1.200 jóvenes músicos que han actuado también por distintos países, reuniendo en los escenarios por los que han pasado a más de 120.000 espectadores. Cifras que hablan claro pero que, aún así, no pueden explicar del todo la labor cultural y educativa que lleva a cabo un proyecto que, como tantos otros en el panorama vasco, se encuentra demasiado cerca del precipicio. Ahora llega el momento de volver a salir de gira y empezar en Vitoria. Y es de esperar que no sea la última.